miércoles, 11 de diciembre de 2024

QUÉ ES PRIMERO: ¿ESTRATEGIA O TÁCTICA?

                                                                                          Dr. Victor Oxley

La cuestión ¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? ha sido una de las más debatidas en filosofía, biología y lógica. En ajedrez, esta misma pregunta puede reformularse como ¿Qué fue o está primero, la estrategia o la táctica?

La estrategia en ajedrez se refiere al plan a largo plazo que un jugador sigue durante la partida. Implica decisiones sobre cómo estructurar las piezas en el tablero, crear fortalezas, debilitar al oponente y, en última instancia, establecer una situación en la que se pueda ganar. La estrategia involucra planes globales como el control del centro, el desarrollo de piezas, la seguridad del rey y la creación de un peón fuerte o una conexión de piezas.

La táctica, por otro lado, se refiere a las jugadas concretas y a corto plazo que tienen el objetivo de ganar material, crear amenazas inmediatas o incluso lograr un jaque mate. Las tácticas se basan en maniobras que se ejecutan en momentos específicos, como un ataque doble, descubierto, clavada o jaque a la descubierta.

Podemos decir que el lenguaje especializado del ajedrez, incluida su notación, puede interpretarse como un sistema conceptual que describe y opera en un campo particular: el de las ideas estratégicas y tácticas propias del juego. Las expresiones lingüísticas y simbólicas tienen un correlato en la realidad, ya sea física, social o conceptual. En el caso del ajedrez, la realidad representada no es física, sino una estructura conceptual consistente en configuraciones, relaciones y dinámicas de las piezas sobre el tablero.

La notación ajedrecística (por ejemplo, e4, Nf6, etc.) codifica de manera precisa las posiciones y movimientos en el tablero. Estas representaciones tienen significado porque refieren a elementos concretos dentro del sistema del ajedrez, como piezas, posiciones y acciones permitidas por las reglas. Los conceptos de estrategia y táctica en ajedrez se fundamentan en patrones, principios y planes que emergen de la interacción de las piezas. Estos conceptos son eidéticos, en el sentido de que no existen físicamente, pero son objetivamente válidos dentro del marco del juego. Por ejemplo, términos como "sacrificio", "ataque doble" o "estructura de peones" refieren a fenómenos específicos que se pueden observar y analizar. Así tenemos que el lenguaje sirve para representar sistemas reales o ideales, en el ajedrez, la notación y el lenguaje especializado capturan no solo estados concretos (como una posición específica) sino también relaciones abstractas, como el control de una casilla o la presión sobre una pieza. Aunque el ajedrez es un sistema formal, su análisis estratégico y táctico tiene una dimensión realista porque se apoya en regularidades y patrones observables que tienen una existencia objetiva dentro del mundo conceptual del ajedrez. El lenguaje ajedrecístico no solo facilita la comunicación, sino que también estructura el pensamiento y la comprensión del juego.

El sentido y la referencia del lenguaje del ajedrez se pueden analizar desde dos perspectivas complementarias.

El sentido está relacionado con el significado de las expresiones lingüísticas o simbólicas dentro del sistema del ajedrez. En este caso, el sentido se define por las reglas, conceptos y principios que estructuran el juego. El sentido del lenguaje del ajedrez depende de las reglas que rigen el juego. Por ejemplo, la notación "e4" significa mover un peón desde la casilla "e2" a la "e4". Este movimiento tiene sentido solo dentro del marco normativo del ajedrez. Términos como "ataque", "defensa", "control central" o "peón aislado" adquieren sentido a través de su función y relevancia en las dinámicas del juego. Por ejemplo, "sacrificio" no tiene un significado absoluto, sino que su sentido depende del contexto en el que se realice y su propósito táctico o estratégico. La notación ajedrecística es un lenguaje simbólico que proporciona un sentido preciso y universal para describir movimientos y posiciones, eliminando ambigüedades.

La referencia se relaciona con los objetos o entidades reales o conceptuales a los que aluden las expresiones del lenguaje del ajedrez. Así, el lenguaje del ajedrez puede referirse a entidades físicas como el tablero, las piezas, y su disposición en un momento dado. Por ejemplo, "D5" refiere a una casilla específica en el tablero. Más allá de lo físico, el lenguaje del ajedrez también refiere a ideas abstractas como posiciones estratégicas, planes de juego, estructuras de peones o configuraciones tácticas. Por ejemplo, "controlar el centro" no se refiere a una acción física, sino a un objetivo estratégico definido dentro del sistema conceptual del ajedrez. Muchas referencias en el lenguaje del ajedrez aluden a patrones reconocibles, como "una horquilla" o "un mate del pasillo". Estos patrones tienen una existencia objetiva dentro del sistema conceptual del ajedrez.

En el lenguaje del ajedrez, el sentido organiza y da significado a las expresiones dentro del sistema, mientras que la referencia vincula estas expresiones con entidades (físicas o abstractas) que pueden ser observadas, analizadas o manipuladas. La notación "e4" tiene sentido porque describe un movimiento permitido según las reglas. Su referencia es la acción concreta de mover un peón a la casilla e4 en el tablero. La expresión "peón débil" tiene sentido dentro del contexto estratégico del ajedrez y su referencia es un peón que cumple condiciones específicas (por ejemplo, falta de apoyo de otros peones). Así, el sentido del lenguaje del ajedrez está enmarcado en las reglas y conceptos del juego, mientras que su referencia se orienta hacia los objetos y patrones (concretos o ideales) que estructuran la realidad del ajedrez como sistema conceptual.

En términos lógicos y matemáticos, podemos seguir una estructura formal que defina los componentes del lenguaje, sus relaciones y las reglas dentro de un sistema de ajedrez.

El lenguaje del ajedrez está constituido por notaciones que representan movimientos y configuraciones del tablero. Denotamos estos signos como L, quienes se corresponden al conjunto de símbolos utilizados en las partidas.

L= {s1, s2, s3, …, sn}

Donde cada si representa una notación específica en el ajedrez, como movimientos de piezas o cambios de posición.

Los referentes son las entidades concretas que los símbolos del lenguaje (notaciones) representan en el mundo físico (tablero de ajedrez). Denotamos los referentes como R, un conjunto de todas las posibles configuraciones o movimientos en el ajedrez.

R = {r1, r2, r3, …, rm}

Donde cada ri es una acción específica (como mover un peón a la casilla "e4") o una configuración (como una posición particular en el tablero).

La relación entre los signos del lenguaje y los referentes se puede modelar mediante una función de mapeo f que asocia cada notación si a un referente ri.

f  :  L R  

Esta función describe cómo los signos (notaciones) se refieren a los elementos del juego, como las piezas y sus movimientos.

Las estrategias y tácticas en ajedrez corresponden a proposiciones más abstractas que guían las decisiones dentro del juego. Denotamos estas proposiciones como E, que incluye todas las teorías relacionadas con el juego (como las aperturas, los finales, etc.). Cada proposición es una regla lógica o una hipótesis sobre la mejor forma de jugar según una situación.

E = {e1, e2, e3, …, ek}

Donde cada ei es una regla o estrategia dentro del juego de ajedrez. Por ejemplo, e1 podría ser "desarrollar las piezas rápidamente en la apertura".

Las reglas del ajedrez son las leyes que definen el sistema. Estas reglas limitan los posibles movimientos y estrategias dentro del juego. Denotamos las reglas como Rj.

Rj = {rj1, rj2, …, rjm}

Donde cada rji  es una regla del ajedrez, como "el rey no puede moverse a una casilla atacada".

Dada una estrategia o táctica, se evalúa su efectividad en función de su conformidad con las reglas del juego. Esto puede formalizarse mediante una relación g que evalúa si una proposición estratégica ei  es válida bajo las reglas del ajedrez rji.

g : E × Rj {0,1}

Si g (ei, rji) = 1, significa que la estrategia ei es válida según la regla rji. Si g (ei, rji) = 0, significa que la estrategia no se ajusta a la regla del juego.

El sistema semántico del ajedrez, estructura el lenguaje del ajedrez (notaciones) relacionando los referentes (movimientos y configuraciones en el tablero) mediante una función de mapeo, y las estrategias y tácticas se evalúan en función de las reglas del juego.

En una perspectiva kantiana, las nociones de estrategia y táctica en el ajedrez podrían interpretarse en términos de las categorías fundamentales de la razón práctica y teórica. Estas categorías organizan la comprensión del mundo y la relación entre fines (lo que se busca lograr) y medios (cómo se hace).

Por un lado, la estrategia, como plan general que guía la dirección del juego, es una manifestación de la razón práctica kantiana. Así, la estrategia establece el propósito u objetivo del juego, basado en principios racionales universales aplicables al contexto del ajedrez (como controlar el centro o desarrollar las piezas). En términos kantianos, la estrategia se alinea con el imperativo hipotético (reglas condicionales): "Si quiero ganar, debo formular un plan general adecuado". La estrategia también refleja la idea de teleología, ya que organiza las acciones tácticas hacia un fin racional.

Por otro lado, la táctica puede asociarse al uso instrumental de la razón, que aplica principios generales a situaciones concretas para cumplir objetivos específicos. La táctica sería el medio por el cual los fines estratégicos se realizan. Este aspecto refleja el dominio de los juicios empíricos o contingentes, ya que la táctica responde a situaciones particulares en el tablero. En términos kantianos, la táctica representa la subsunción de lo particular bajo lo universal, donde una maniobra concreta (como un ataque doble) se ejecuta dentro del marco estratégico.

Kant introduce el concepto de esquema para mediar entre conceptos universales (estrategia) y percepciones particulares (táctica). En este caso la estrategia actúa como un concepto a priori: un plan general que no depende de las circunstancias inmediatas del tablero. La táctica es la aplicación concreta de ese concepto en el ámbito fenoménico (el tablero de ajedrez). El esquema sería el conjunto de reglas prácticas que conectan lo estratégico y lo táctico, permitiendo que el jugador traduzca principios generales en acciones específicas.

Si se toma como fondo la distinción entre libertad práctica y causalidad natural. la estrategia simboliza la libertad práctica del jugador, quien elige racionalmente el propósito y el plan a largo plazo. La táctica, en cambio, opera bajo restricciones inmediatas del tablero (las "leyes naturales" del juego, como las reglas de movimiento de las piezas). Esta dualidad refleja la síntesis kantiana entre libertad y determinismo: el jugador es libre de elegir su estrategia, pero está condicionado por las circunstancias tácticas.

En términos kantianos encontramos que la estrategia es el ejercicio de la razón práctica para establecer fines racionales generales. La táctica es la aplicación contingente y empírica de estos fines, mediada por el juicio práctico. La interacción entre ambas refleja la estructura kantiana de la acción racional: la unión entre principios universales (estrategia) y su implementación particular (táctica), gobernada por la teleología y las limitaciones del contexto fenoménico.

Desde la perspectiva de Edmund Husserl y su fenomenología, las cuestiones de estrategia y táctica en el ajedrez podrían entenderse como experiencias intencionales que revelan cómo la conciencia del jugador constituye y da sentido al juego.

Para Husserl, la conciencia siempre es intencional, es decir, está dirigida hacia algo, un objeto, una idea o una situación. En el contexto del ajedrez la estrategia sería la intención global del jugador dirigida hacia un fin u horizonte (como ganar la partida o lograr una posición ventajosa). Es el marco que guía toda la experiencia del juego. La táctica sería la intención concreta dirigida a los medios específicos necesarios para realizar el objetivo estratégico. Es la forma en que el jugador interactúa con el tablero en situaciones particulares. La táctica, entonces, sería una realización parcial y momentánea del horizonte estratégico, que permanece como un telos (meta) más amplio.

En la fenomenología husserliana, toda experiencia tiene un horizonte de sentido que le da contexto y significado. En este caso la estrategia constituye el horizonte de sentido dentro del cual se interpretan y se valoran las acciones tácticas. Por ejemplo, un movimiento táctico (como un sacrificio de pieza) tiene sentido solo en relación con el horizonte estratégico que lo contiene (un ataque al rey enemigo o el control del centro). La estrategia no es una estructura fija, sino un horizonte dinámico que se ajusta conforme el jugador revisa su percepción de la situación en el tablero.

Husserl propone una epoché (suspensión de juicios) para analizar el fenómeno, en nuestro caso del ajedrez tal como se daría en la experiencia del jugador, sin presuposiciones externas, así desde esta actitud reflexiva, se puede observar cómo la estrategia y la táctica emergen como constituciones de la conciencia del jugador. La estrategia sería vista como la forma a priori en la que el jugador organiza su experiencia del juego, mientras que la táctica sería la actualización fenomenológica de esa forma en la práctica.

Husserl introduce los conceptos de retención (memoria del pasado inmediato) y protención (anticipación del futuro) para explicar cómo la conciencia experimenta el tiempo. En el ajedrez la retención permite al jugador recordar las posiciones y movimientos previos, lo que es crucial para ajustar tanto la estrategia como la táctica. La protención guía la anticipación de posibles jugadas futuras, conectando el marco estratégico con las tácticas específicas. Esto implica que la estrategia y la táctica están unidas en un flujo continuo de conciencia que da coherencia a la experiencia del juego.

En la fenomenología de Husserl, el significado de las cosas se constituye en niveles. La estrategia opera en un nivel superior de constitución, donde el jugador forma estructuras de sentido amplias, como planes y objetivos generales. La táctica opera en un nivel más básico, relacionado con la experiencia inmediata y concreta de los movimientos en el tablero. Ambos niveles están interconectados: la estrategia depende de las tácticas para materializarse, mientras que las tácticas adquieren significado solo en relación con la estrategia.

Desde la fenomenología de Husserl, la estrategia sería el horizonte intencional global que organiza la experiencia del jugador, constituyendo el marco en el que las acciones tienen sentido. La táctica sería la realización concreta de esa intención en actos específicos, dependientes del contexto inmediato. Ambas están unidas en un flujo dinámico de retención y protención, donde la conciencia del jugador da sentido y coherencia a la experiencia del ajedrez. Husserl pondría el énfasis en cómo el jugador vive y constituye la experiencia del ajedrez, mostrando que la estrategia y la táctica no son entidades separadas, sino aspectos diferentes de una misma intencionalidad que organiza el fenómeno del juego.

Ludwig Wittgenstein utilizó el concepto de juegos en sus obras filosóficas para ilustrar su enfoque sobre el lenguaje y las reglas. Aunque no se refiere específicamente al ajedrez, el concepto de "juego" es central en su filosofía, especialmente en su obra Investigaciones Filosóficas, donde introduce la idea de que el lenguaje funciona de manera similar a un juego, con reglas que se aprenden y se aplican de forma práctica.

Así por ejemplo en este pasaje, Wittgenstein introduce la famosa idea de los juegos de lenguaje: “El significado de una palabra es su uso en el lenguaje. [...] Piensa en las muchas formas diferentes de usar una palabra. Cada forma de uso de una palabra tiene algo en común con las demás, algo que, por decirlo de alguna manera, puede ser llamado su "familia". Las formas de vida no se componen de elementos que están relacionados entre sí por una estructura lógica, sino por una multiplicidad de puntos de contacto. Lo que se parece a un juego de ajedrez en esta comparación es el concepto de una “familia de juegos”." Wittgenstein está sugiriendo que el lenguaje y sus usos son similares a los juegos en los que las reglas cambian de acuerdo con el contexto, pero siguen ciertos patrones comunes. Esta idea se aplica también al ajedrez, donde las reglas son claras, pero deben ser comprendidas en el contexto específico del juego.

Wittgenstein hace una comparación entre el lenguaje y un juego, sugiriendo que el lenguaje tiene diferentes "juegos" o formas de uso que se adaptan a diferentes contextos: “Un juego de lenguaje es, en parte, un sistema de actividades que involucra reglas, y las reglas no son siempre explícitas, sino que a menudo se aprenden a través de la práctica." Esta observación es muy relevante para el ajedrez, que es un "juego de reglas" que se aprende en la práctica y que tiene diferentes formas de interacción dependiendo de las reglas que se aplican.

Wittgenstein continúa hablando sobre la relación entre juegos y reglas: “Las reglas de un juego no pueden ser entendidas sin la práctica del juego, sin un conocimiento previo de cómo se juega. El significado de una palabra se deriva de su uso dentro de una determinada práctica lingüística." Este concepto también se puede aplicar al ajedrez: el conocimiento de las reglas del ajedrez solo se vuelve significativo cuando se está jugando el juego, es decir, el "uso" del juego es lo que da sentido a las reglas. Así como las reglas de un juego de ajedrez solo tienen relevancia cuando se están aplicando, las reglas del lenguaje también toman sentido dentro de las prácticas sociales que las configuran.

En este pasaje, Wittgenstein explica cómo la variedad de formas de juego y sus reglas se parecen al lenguaje: “Es como si dijéramos que el lenguaje tiene una familia de juegos, y que uno puede observar cómo las reglas de cada juego se ajustan a diferentes situaciones de forma única. En algunos juegos las reglas son muy estrictas, en otros más flexibles." Al igual que en el ajedrez, las reglas en los juegos de lenguaje no son siempre rígidas, y la flexibilidad o rigidez de las reglas puede variar dependiendo de la situación. Este enfoque es útil para entender cómo Wittgenstein conceptualizaba la relación entre el lenguaje y las reglas.

Otro pasaje famoso sobre los juegos de lenguaje: “Los juegos de lenguaje son como una serie de formas de vida, cada una con su propio conjunto de reglas. Un juego no tiene un único conjunto de reglas, sino que tiene muchas variantes. El sentido de una palabra depende del tipo de juego que se esté jugando." Este punto resalta cómo los "juegos" en general, ya sea en el ajedrez o en el lenguaje, son diversos y contextuales, lo que permite interpretaciones diferentes y variadas de las reglas dentro de cada situación específica.

Estas citas muestran cómo Wittgenstein utilizó la metáfora del juego para explicar cómo se desarrollan y aplican las reglas dentro de un sistema determinado. En el caso del ajedrez, el juego es un ejemplo claro de cómo las reglas estructuran el comportamiento y las interacciones dentro del sistema del juego. De manera similar, Wittgenstein veía el lenguaje como un conjunto de "juegos" con reglas que son comprendidas y aplicadas a través de la práctica. Aunque Wittgenstein no se refiere directamente al ajedrez, sus reflexiones sobre los "juegos de lenguaje" pueden interpretarse en términos del ajedrez, en el que las reglas del juego son comprendidas y aplicadas solo dentro del contexto de su práctica, de manera similar a cómo las palabras adquieren su significado dentro del uso concreto del lenguaje.

En las Investigaciones Filosóficas, ofreció una forma poderosa de interpretar cómo las reglas y el uso de las mismas en un contexto dado (como el ajedrez) estructuran la experiencia y el significado, y cuando hablamos del lenguaje podemos ver, para el caso de Kant y Husserl, como sus categorías pueden estructurar una comprensión macro del fenómeno “ajedrez”, en sus visiones particulares dentro de sus sistemas filosóficos (sus propios juegos lingüísticos).

Por nuestra parte, asumiendo un “realismo”, del tipo desarrollado por Mario Bunge, el lenguaje especializado del ajedrez, incluida su notación, puede interpretarse como un sistema conceptual que describe y opera en un campo particular: el de las ideas estratégicas y tácticas propias del juego. Según el realismo semántico, las expresiones lingüísticas y simbólicas tienen un correlato en la realidad, ya sea física, social o conceptual. En el caso del ajedrez, la realidad representada no es física, sino una estructura conceptual consistente en configuraciones, relaciones y dinámicas de las piezas sobre el tablero. Dentro de este contexto encontramos que la notación ajedrecística (por ejemplo, e4, Nf6, etc.) codifica de manera precisa las posiciones y movimientos en el tablero. Para el realismo semántico, estas representaciones tienen significado porque refieren a elementos concretos dentro del sistema del ajedrez, como piezas, posiciones y acciones permitidas por las reglas. Los conceptos de estrategia y táctica en ajedrez se fundamentan en patrones, principios y planes que emergen de la interacción de las piezas. Estos conceptos son ideales, en el sentido de que no existen físicamente, pero son objetivamente válidos dentro del marco del juego. Por ejemplo, términos como "sacrificio", "ataque doble" o "estructura de peones" refieren a fenómenos específicos que se pueden observar y analizar. El lenguaje sirve para representar sistemas reales o ideales. En el ajedrez, la notación y el lenguaje especializado capturan no solo estados concretos (como una posición específica) sino también relaciones abstractas, como el control de una casilla o la presión sobre una pieza. Aunque el ajedrez es un sistema formal, su análisis estratégico y táctico tiene una dimensión realista porque se apoya en regularidades y patrones observables que tienen una existencia objetiva dentro del mundo conceptual del ajedrez.

En el realismo semántico, del tipo bungeano, las referencias lingüísticas y simbólicas del ajedrez pueden interpretarse como descripciones de una realidad conceptual, donde las ideas estratégicas y tácticas constituyen el núcleo significativo del sistema. Este enfoque permite analizar cómo el lenguaje ajedrecístico no solo facilita la comunicación, sino que también estructura el pensamiento y la comprensión del juego.

Dentro del marco filosófico del realismo semántico, la relación entre estrategia y táctica en ajedrez podría analizarse siguiendo su enfoque de ontología realista, en el cual las entidades del mundo existen independientemente de nuestras ideas o representaciones de ellas. En términos de ajedrez, las estrategias y las tácticas representan conceptos o entidades dentro de un sistema que tienen una existencia objetiva, aunque sus manifestaciones dependen de las circunstancias del juego.

Según Bunge, las teorías y las entidades, en general, tienen una existencia ontológica independiente, pero nuestra comprensión de ellas evoluciona en función de la interacción con el mundo (en este caso, con el tablero de ajedrez). Desde este punto de vista, la Estrategia (el "qué" y "por qué") se considera una estructura de alto nivel dentro del juego, una especie de plan global que orienta el desarrollo de la partida. Este marco general orienta las decisiones tácticas que se tomarán más adelante. La estrategia se concibe como un conjunto de proposiciones que guían el juego hacia un objetivo final. La Táctica (el "cómo") representa acciones específicas dentro de esa estrategia global. Son los movimientos concretos que se realizan para lograr un avance en el contexto de la estrategia general. En términos bungeanos, la estrategia estaría ontológicamente por encima de la táctica, ya que es un marco superior que organiza y dirige las tácticas, las cuales son las manifestaciones concretas de la estrategia en la práctica del juego. La táctica depende de la estrategia, pero a su vez, los movimientos tácticos también pueden afectar y reajustar la estrategia en función de los resultados inmediatos.

Así podríamos formular:

Estrategia (S): Conjunto de proposiciones abstractas que definen el plan general de acción dentro de una partida de ajedrez, en términos de cómo un jugador buscará alcanzar la victoria.

S = {Conquistar el centro, Desarrollar las piezas, … }

Táctica (T): Movimientos y maniobras concretas que forman parte de la estrategia, con el objetivo de lograr una mejora inmediata en la situación del juego.

T = {Ataque doble, Clavada, … }

La estrategia y la táctica no son independientes; la táctica debe estar al servicio de la estrategia. Es decir, la táctica tiene sentido solo en el contexto de una estrategia más amplia. T S, es decir, la táctica puede ser reajustada en función de los cambios estratégicos.

Desde la perspectiva ontológica de Bunge, tanto la gallina como el huevo son partes de un sistema causal continuo, y este sistema se debe entender como una cadena de eventos que sigue leyes naturales (biológicas, genéticas, evolutivas). El concepto de causa y efecto no es un simple ciclo, sino una relación de dependencia entre elementos dentro de un proceso evolutivo que depende de factores empíricos y materiales. Por lo tanto, no se trata de un dilema circular o de un "primer origen" que debe ser resuelto, sino de una explicación gradual basada en la evolución. Desde la evolución biológica, se sabe que los animales que evolucionaron para ser gallinas como las conocemos hoy son descendientes de otras especies, y en algún punto de esa evolución, un huevo contenía el primer gén de una gallina moderna. Así, en el contexto bungeano, el huevo es la respuesta más coherente, ya que las especies evolucionan a través de procesos graduales y el huevo es el medio biológico mediante el cual se transmiten los códigos genéticos. En la filosofía de Bunge, la respuesta a la pregunta "¿Qué fue primero, la gallina o el huevo?" no se reduce a un dilema filosófico, sino que se resuelve a través de una explicación causal y empírica que se basa en la evolución biológica. En este sentido, el huevo precede a la gallina como parte de una cadena causal que puede ser explicada mediante el conocimiento científico y la observación empírica.

Desde un punto de vista realista y semántico, la estrategia precede a la táctica en ajedrez, dado que la estrategia establece los marcos generales de la partida y la táctica se emplea para ejecutar esos marcos de forma concreta. Sin embargo, la relación es dinámica, la táctica puede modificar la estrategia en función de las situaciones que surjan en el juego.