por Victor M. Oxley
La distribución del factor contribuyente de cada
sector al Producto Interno Bruto (PIB) nacional puede variar significativamente
según el nivel de desarrollo económico del país, sus recursos naturales, su
estructura económica y sus políticas.
Fuente: Diario Ùltima Hora
En el diario Última
Hora podemos leer al economista Fernando Masi, director del Centro de Análisis
y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), quien en el artículo “Economía consolidó en 2023 una recuperación con
menor inflación”, publicado el 31 de diciembre de 2023,
“indicó que, en
términos de crecimiento económico, Paraguay recuperó en 2023 la tendencia que
se tenía en el periodo 2010-2018, recordando que en 2019 se tuvo nula expansión
del PIB y que luego ya se vino la pandemia. “En esa década hemos tenido un
promedio de 4 a 4,5%, y ese número es una tendencia de crecimiento de los
últimos 10 a 15 años, pero a diferencia de entre 2003 a 2013 donde crecíamos un
poco más, tiene poco impacto o repercusión (aumento del producto) sobre los
niveles de pobreza y vulnerabilidad”, comentó. En ese sentido, señaló que, si
Paraguay continúa teniendo niveles de expansión en torno a 4%, se va a tener
siempre la característica de poco impacto en los bolsillos de la ciudadanía en
general. “El crecimiento económico del Paraguay se da sobre una matriz
productiva que tiene una característica dual; es decir, por un lado, hay un
sector muy competitivo y muy productivo que es el sector primario mecanizado,
que son las agroindustrias y algunas otras conexas, algunos sectores de
servicios, pero, por otro lado, en donde se concentra la mayor parte del empleo
la productividad es escasa, al igual que los ingresos, en las mi pymes, en la
agricultura familiar campesina... y hay una concentración de recursos e ingresos
en una parte de la matriz que es la que emplea menos”, subrayó. Considerando
esta situación, Masi señaló que nuestro país requiere un crecimiento económico
del 6% al 7% para lograr un efecto relevante sobre el sector mayoritario de la
población local.”
En países en desarrollo o emergentes como lo es el
nuestro, el sector primario (como la agricultura, la ganadería, la minería y la
pesca) generalmente representa una parte significativa del PIB, especialmente
si se tienen abundantes recursos naturales.
En países más desarrollados, la contribución del
sector primario tiende a ser menor debido a la diversificación económica. En
economías industrializadas y en crecimiento, el sector secundario, que incluye
la manufactura y la construcción, tiene una contribución significativa al PIB.
Este sector es crucial para la producción de bienes y la creación de empleo, y
a menudo es un motor clave para el desarrollo económico. Para una economía
equilibrada y sostenible, se recomienda que el sector secundario tenga una
contribución robusta al PIB. Invertir en tecnología avanzada, infraestructura y
capacitación de la fuerza laboral puede mejorar la competitividad industrial.
Las políticas que fomentan la innovación y el desarrollo de industrias de alto
valor añadido pueden aumentar la participación del sector secundario en el PIB.
En economías avanzadas y desarrolladas, el sector terciario
(servicios) suele representar la mayor parte del PIB. Este sector incluye una
amplia gama de actividades, como comercio, finanzas, educación, salud y
turismo. El crecimiento en el sector de servicios a menudo está asociado con el
aumento de los ingresos y la calidad de vida. Para mantener una economía
dinámica y diversa, el sector terciario debe ser fuerte y en crecimiento. La
inversión en educación y formación, así como en la infraestructura de
servicios, puede apoyar el desarrollo de este sector. La innovación en
servicios, como la tecnología financiera (fintech) y la salud digital, puede
aumentar la contribución del sector terciario al PIB.
La distribución ideal del factor contribuyente al PIB
entre estos tres sectores varía según el contexto económico de cada país. En
países en Desarrollo el Sector Primario puede representar una mayor parte del
PIB, pero los expertos en la materia recomiendan reducir su dependencia con el
tiempo mediante el desarrollo de los sectores secundario y terciario. El Sector
Secundario debería recibir inversión para aumentar su participación en el PIB,
promoviendo la industrialización y la diversificación económica. El Sector
Terciario está en desarrollo, pero se recomienda fomentar su crecimiento para
mejorar la calidad de vida y proporcionar servicios esenciales.
En Alemania el sector industrial tiene una fuerte
contribución al PIB, apoyado por un sector terciario robusto. La proporción
entre estos sectores contribuye a una economía equilibrada y avanzada. En los
Estados Unidos de Norte América, el sector terciario es dominante, reflejando
una economía centrada en servicios avanzados, tecnología y finanzas, con una
contribución menor del sector primario. Para lograr un equilibrio en la
contribución al PIB, los países deben invertir en la modernización del sector
primario, fomentar el crecimiento del sector secundario y continuar
desarrollando el sector terciario. La combinación adecuada dependerá de las
características específicas y los objetivos económicos de cada país.
Para lograr un equilibrio social y económico, la
absorción de empleos debe ser estratégica y diversificada entre los sectores de
la economía. La prioridad y el enfoque para la creación de empleo pueden variar
según las características específicas de cada país, pero hay algunos principios
generales que se deben de tener en cuenta.
Hay que poner en primer plano de consideración de que
el sector industrial tiene el potencial de generar una gran cantidad de empleos
en diversas áreas, desde manufactura hasta ingeniería y diseño. Esto proporciona
oportunidades laborales para una amplia gama de habilidades y niveles
educativos. La industrialización lleva a un crecimiento económico significativo
y a la creación de empleo de calidad. Un sector industrial robusto impulsa la
demanda de servicios y fomenta el desarrollo de cadenas de suministro locales. Es
esencial que exista una sólida infraestructura de formación técnica y
profesional para preparar a la fuerza laboral para los empleos industriales. Invertir
en sectores industriales avanzados y tecnológicamente sofisticados aumenta la
competitividad y la calidad del empleo.
Es de considerar que, aunque el sector primario suele
tener una menor absorción de empleo comparado con los sectores industrial y de
servicios, es innegable que sigue siendo crucial para la seguridad alimentaria
y el suministro de recursos naturales. El sector primario puede desempeñar un
papel importante en las áreas rurales y menos desarrolladas, proporcionando
empleo y fomentando el desarrollo regional. Pero un fenómeno bien conocido es
también que, aunque la modernización y la adopción de tecnologías avanzadas en
el sector primario pueden mejorar la productividad y la eficiencia, no
necesariamente aumenten significativamente la absorción de empleo.
Invertir en educación y capacitación adaptada a las
demandas de los sectores industrial y de servicios puede mejorar la
empleabilidad y la calidad del empleo.
En países con saludables economías, la inversión en el
sector industrial y la formación técnica ha llevado a una fuerte absorción de
empleo y a un desarrollo equilibrado. La combinación de industrialización con
una fuerte inversión en educación ha permitido un crecimiento económico
sostenido y una diversificación en el empleo. Se tiene el caso de Singapur, en
donde la diversificación en el sector de servicios y la inversión en educación
técnica han contribuido a una economía robusta y una baja tasa de desempleo.
Para lograr un equilibrio social, es crucial que el
país tenga una estrategia que incluya la absorción de empleo en todos los
sectores, con énfasis en el sector industrial y de servicios, apoyada por una
sólida base de educación y capacitación. Esto puede ayudar a crear una economía
equilibrada y sostenible, con oportunidades de empleo accesibles para todos.
Para convencer a los dueños de la producción en el
sector primario de que deben industrializar su producción, el Estado y otras
partes interesadas pueden implementar diversas estrategias que demuestren
claramente los beneficios y faciliten el proceso de modernización. Así por
ejemplo ofrecer subsidios o créditos a bajo interés para la compra de
maquinaria avanzada y tecnología que facilite la industrialización. Implementar
exenciones fiscales o reducciones de impuestos para las empresas que inviertan
en la modernización de sus procesos de producción. Crear programas de
financiamiento y seguros específicos para la inversión en infraestructura industrial
en el sector primario. Presentar estudios de caso y ejemplos de éxito de
empresas en el sector primario que hayan logrado mejorar su eficiencia y
rentabilidad mediante la industrialización. Ofrecer servicios de consultoría
para ayudar a los productores a entender los beneficios y el retorno de
inversión asociado con la industrialización. Implementar programas de
capacitación que enseñen a los productores cómo utilizar tecnologías avanzadas
y gestionar procesos industriales eficientemente. Organizar seminarios y
talleres sobre las mejores prácticas en la industrialización y los beneficios
de modernizar la producción. Proporcionar asistencia técnica para la
implementación de nuevas tecnologías y la optimización de los procesos
productivos. Crear una red de consultores especializados en el sector primario
que puedan ayudar a los dueños de la producción a realizar la transición hacia prácticas
más industriales. Ofrecer asistencia en la obtención de certificaciones de
calidad que permitan acceder a mercados internacionales y obtener mejores precios
por productos industriales. Ayudar a los productores a promover y comercializar
sus productos industrializados en mercados locales e internacionales. Facilitar
el desarrollo de infraestructura necesaria para la industrialización, como
centros de procesamiento y redes de transporte. Mejorar las redes de
distribución para que los productos industrializados puedan llegar
eficientemente a los mercados. Establecer normativas que incentiven la adopción
de prácticas industriales sin imponer regulaciones excesivas. Crear políticas
públicas que promuevan la modernización del sector primario mediante incentivos
y apoyo técnico, sin recurrir a la planificación centralizada.
Como ejemplos de estrategias exitosas tenemos que la
modernización de la agricultura en los Países Bajos se ha logrado mediante una
combinación de subsidios, formación técnica y la promoción de tecnologías
innovadoras. El país ha logrado una alta eficiencia y competitividad en la
producción agrícola. En Israel se ha promovido la industrialización del sector
agrícola mediante la inversión en tecnología y la formación de empresarios
agrícolas en el uso de innovaciones tecnológicas, logrando transformar la
agricultura en un sector altamente industrializado. En Chile, el sector minero
ha experimentado una industrialización significativa gracias a políticas de
incentivo a la inversión en tecnología y la creación de asociaciones
público-privadas que han facilitado el acceso a nuevas tecnologías y mercados.
A los dueños de la producción en el sector primario,
para que se sumerjan en la industrialización de su producción, es crucial
ofrecerles incentivos económicos, demostrarles los beneficios de la
modernización, proporcionarles educación y capacitación, y brindarles
asistencia técnica. Además, el apoyo en la obtención de certificaciones de
calidad y el desarrollo de infraestructura son elementos clave para facilitar
la transición hacia prácticas más industriales y sostenibles. Implementando
estas estrategias de manera integral, se puede promover la industrialización
sin recurrir a una economía planificada o dirigismo.
Para los productores de ganado que solo venden carne y
los sojeros que solo venden grano para exportación, la estrategia para impulsar
la industrialización y agregar valor a sus productos puede incluir una
combinación de incentivos, formación, apoyo técnico y desarrollo de infraestructura
específica. Así ofrecer subsidios o créditos a bajo interés para la adquisición
de equipos de procesamiento y tecnología que permita a los productores
transformar la carne en productos de mayor valor agregado (por ejemplo, cortes
especiales, embutidos). Facilitar el acceso a certificaciones de calidad y
etiquetado que permitan a los productores acceder a mercados más exclusivos y
obtener mejores precios por productos de carne procesada. Implementar programas
de formación en técnicas de procesamiento de carne, manejo de calidad y normas
de higiene y seguridad alimentaria. Ofrecer seminarios y talleres sobre cómo
agregar valor a los productos cárnicos mediante procesos de industrialización y
diversificación de productos. Proporcionar asesoría técnica para la instalación
y operación de plantas de procesamiento de carne, incluyendo la optimización de
procesos y la gestión de calidad. Ofrecer servicios de consultoría para
desarrollar estrategias de comercialización y expansión hacia mercados
nacionales e internacionales. Invertir en la construcción de centros de
procesamiento de carne en regiones productoras para facilitar el acceso a instalaciones
modernas y eficientes. Mejorar la infraestructura de transporte y logística
para garantizar una cadena de suministro eficiente desde las granjas hasta los
mercados. Ofrecer subsidios o incentivos fiscales para la construcción de
plantas de procesamiento de soja, como instalaciones para la producción de
aceite de soja, harina de soja o biodiesel. Apoyar la investigación y el
desarrollo de nuevos productos derivados de la soja que puedan aumentar el
valor agregado y diversificar los mercados. Implementar programas educativos
sobre técnicas avanzadas de procesamiento y usos industriales de la soja. Organizar
talleres sobre la innovación en productos derivados de la soja y estrategias de
entrada en mercados con mayor valor agregado. Proporcionar apoyo técnico para
la instalación y operación de plantas de procesamiento de soja, incluyendo el
diseño de procesos y la gestión de la calidad. Ofrecer servicios de consultoría
para explorar nuevos mercados y desarrollar estrategias de marketing para productos
derivados de la soja. Facilitar la construcción de plantas de procesamiento de
soja en regiones productoras para mejorar la eficiencia y la capacidad de
agregar valor. Mejorar la infraestructura de transporte para facilitar la
distribución de productos procesados desde las plantas hasta los mercados.
Como ejemplos tenemos que, en Brasil, el sector ganadero
ha avanzado hacia la industrialización con la implementación de tecnologías
modernas de procesamiento y exportación. Programas gubernamentales y
asociaciones público-privadas han facilitado la construcción de plantas de
procesamiento y la obtención de certificaciones de calidad. Por su parte Argentina
ha desarrollado una industria de procesamiento de soja robusta mediante
inversiones en plantas de procesamiento de aceite y harina de soja. El país ha
incentivado la construcción de infraestructuras y ha apoyado a los productores
en la mejora de sus capacidades de procesamiento.
En el negocio de la carne, la venta de carne industrializada
suele generar más ganancias que la venta de carne en bruto. Esto se debe a que
la carne industrializada incluye productos como embutidos, cortes especiales,
carne en conserva, y productos listos para cocinar. Estos productos tienen un
mayor valor agregado en comparación con la carne en bruto, lo que permite a los
productores obtener precios más altos en el mercado. La industrialización
permite a las empresas diferenciar sus productos mediante branding, calidad, y
características especiales (como orgánicos o libres de antibióticos), lo cual
puede justificar precios premium. Las plantas de procesamiento pueden operar a
gran escala, lo que permite la optimización de procesos y la reducción de
costos unitarios. Esto puede resultar en márgenes de ganancia más altos en
comparación con la venta de carne en bruto. El procesamiento permite un mayor
control sobre la calidad del producto final, reduciendo desperdicios y
mejorando la eficiencia general del negocio. Los productos de carne procesada
tienen acceso a mercados internacionales más amplios y pueden cumplir con las
normativas y estándares específicos que a menudo son exigidos para
exportaciones. La carne industrializada puede dirigirse a segmentos de mercado
específicos, como consumidores que buscan conveniencia o productos gourmet, lo
cual puede aumentar los precios y las ganancias. Los productos de carne
industrializada, como cortes especiales y productos elaborados, pueden venderse
a precios mucho más altos que la carne en bruto. Esto puede resultar en una
rentabilidad significativamente mayor por unidad. Ofrecer una gama de productos
procesados puede diversificar las fuentes de ingresos y reducir la dependencia
de la venta de carne en bruto, que suele tener márgenes más ajustados.
Así tenemos que, en países como Brasil, grandes
productores de carne han invertido en la industrialización de la carne,
desarrollando plantas de procesamiento que producen carne en diferentes formas
y preparaciones. Esto ha permitido no solo exportar carne en bruto, sino
también productos procesados que capturan mayores precios en mercados
internacionales. Empresas líderes en la industria de la carne en los Estados
Unidos de Norte América, como JBS y Tyson Foods, han demostrado que la
inversión en procesamiento y productos de valor agregado puede generar márgenes
de ganancia más altos en comparación con la venta de carne en bruto.
La venta de carne industrializada generalmente produce
más ganancias que la venta de carne en bruto debido al valor agregado que se
puede generar a través del procesamiento, la reducción de costos, la
diversificación de productos, y el acceso a mercados más amplios. La
industrialización permite a los productores y empresas del sector obtener
precios más altos y maximizar su rentabilidad, lo que resulta en un negocio más
lucrativo en comparación con la venta de carne en bruto.
Para los productores de granos como la soja, la
industrialización suele ser más rentable que la venta del grano en bruto. Ello
porque el aceite de soja es uno de los productos más valiosos derivados del
grano de soja. Tiene una amplia gama de aplicaciones en la industria
alimentaria y no alimentaria, lo que permite obtener precios más altos en comparación
con el grano en bruto. La harina de soja es un ingrediente clave en la
alimentación animal, especialmente en la producción de alimentos balanceados
para ganado, aves y peces. La demanda de este producto es alta y puede generar
márgenes significativos. La soja se utiliza en la producción de biodiesel, un
biocombustible que tiene un mercado creciente debido a la búsqueda de
alternativas más sostenibles a los combustibles fósiles. Las plantas de
procesamiento pueden operar a gran escala, lo que permite optimizar los
procesos y reducir los costos unitarios, incrementando así los márgenes de
ganancia. La industrialización permite un mayor control sobre la calidad del
producto final, lo que puede mejorar la eficiencia y reducir los desperdicios. Los
productos procesados de soja tienen acceso a una mayor diversidad de mercados
internacionales, que suelen tener requisitos específicos que pueden cumplir
mejor los productos industrializados. La diversificación en productos como
alimentos para consumo humano (tofu, leche de soja, proteína texturizada)
permite acceder a segmentos de mercado más especializados y obtener precios
premium. Los productos procesados, como aceite y harina de soja, pueden
venderse a precios mucho más altos que el grano en bruto, resultando en una
rentabilidad significativamente mayor por unidad. La capacidad de ofrecer una
gama de productos procesados diversifica las fuentes de ingresos y reduce la
dependencia de la venta de grano en bruto, que generalmente tiene márgenes más
ajustados.
En Brasil, grandes productores de soja han invertido
en la industrialización del grano, desarrollando plantas que procesan la soja
en productos como aceite y harina. Esto les ha permitido no solo exportar grano
en bruto, sino también productos procesados que capturan mayores precios en
mercados internacionales. Empresas como Archer Daniels Midland (ADM) y Cargill en
los Estados Unidos de Norte América han demostrado que la inversión en el
procesamiento de soja y la producción de productos derivados puede generar
márgenes de ganancia más altos en comparación con la venta del grano en bruto.
La industrialización de la soja generalmente produce
más ganancias que la venta del grano en bruto debido al valor agregado que se
genera a través del procesamiento, la reducción de costos, la diversificación
de productos y el acceso a mercados más amplios. Al transformar la soja en
productos como aceite, harina y biodiesel, los productores pueden obtener
precios más altos y maximizar su rentabilidad, haciendo de la industrialización
una estrategia más lucrativa en comparación con la venta del grano en bruto.
Por otro lado, y algo de destacar, es que la
industrialización de la producción de carne y granos de soja tiende a ser más
intensiva en empleabilidad comparada con la venta de estos productos en bruto. Esta
resultante se debe a que principalmente emplea a trabajadores rurales y
personal involucrado en el manejo del ganado. Necesita personal para el
transporte del ganado a los mataderos y mercados. Incluye a intermediarios y vendedores
en mercados y tiendas. Emplea a trabajadores en plantas de procesamiento y
fabricación de productos cárnicos (embutidos, cortes especiales, productos
listos para cocinar). Necesita personal especializado para asegurar la calidad
y seguridad de los productos. Involucra a científicos y técnicos en el
desarrollo de nuevos productos y tecnologías de procesamiento. Incluye
profesionales de marketing y ventas para promover y vender los productos
procesados. Emplea a personal para gestionar la distribución de productos
procesados a nivel local e internacional. Principalmente emplea a agricultores
y trabajadores agrícolas para la siembra, cultivo y cosecha de la soja. Necesita
personal para el transporte de los granos a los mercados y puertos de
exportación. Incluye a intermediarios y vendedores en mercados locales e
internacionales. Emplea a trabajadores en plantas de procesamiento para la
producción de aceite, harina y otros productos derivados de la soja. Necesita
personal especializado para asegurar la calidad y seguridad de los productos
procesados. Involucra a científicos y técnicos en el desarrollo de nuevos
productos y tecnologías de procesamiento. Incluye profesionales de marketing y
ventas para promover y vender los productos procesados. Emplea a personal para
gestionar la distribución de productos procesados a nivel local e
internacional. Genera empleos en múltiples etapas adicionales, incluyendo
procesamiento, control de calidad, investigación y desarrollo, marketing, y
distribución. Estos sectores requieren una mayor diversidad de habilidades y
niveles de educación, desde trabajadores manuales hasta profesionales altamente
calificados. Principalmente emplea a trabajadores en la producción primaria y
en la logística básica. Los empleos tienden a ser menos variados y requieren
menos especialización en comparación con la industrialización.
La industrialización de la producción de carne y soja
genera una mayor cantidad de empleos y requiere una mayor diversidad de
habilidades y niveles de educación en comparación con la venta de estos
productos en bruto. Esto no solo aumenta la empleabilidad en las comunidades
locales, sino que también contribuye al desarrollo de una economía más compleja
y diversificada, con beneficios adicionales en términos de crecimiento
económico y distribución de la riqueza.
Por otro lado, podemos comentar que, el impacto en el
Producto Interno Bruto (PIB) de un país, por el hecho de tener más
profesionales en ingeniería en comparación con otras áreas es significativo y
multifacético. Los ingenieros juegan un
papel crucial en el desarrollo e implementación de nuevas tecnologías, procesos
y productos. La innovación tecnológica a menudo lleva a mejoras en la
eficiencia y la creación de nuevos mercados, lo cual puede contribuir al
crecimiento económico. Según el informe de la OECD sobre innovación, las
economías con una alta concentración de profesionales en ingeniería tienden a
experimentar un mayor ritmo de innovación. La adopción de tecnologías avanzadas
y la optimización de procesos industriales, impulsadas por ingenieros, pueden
aumentar la productividad en diversos sectores económicos. Un aumento en la productividad
generalmente contribuye a un mayor PIB, ya que se produce más valor con los
mismos recursos. Las industrias que requieren habilidades de ingeniería, como
la manufactura, la construcción y la infraestructura, son fundamentales para el
crecimiento económico. Un aumento en la cantidad de ingenieros puede llevar a
una mayor inversión en infraestructura, proyectos de construcción y desarrollo
industrial, impulsando el PIB. La expansión del sector de las TIC, que depende
en gran medida de profesionales en ingeniería, puede generar un crecimiento
significativo en el PIB. Las empresas tecnológicas contribuyen al PIB a través
de la producción de software, servicios en la nube, y otros productos y
servicios innovadores. Los países con una alta concentración de ingenieros
pueden aumentar sus exportaciones de productos y servicios tecnológicos. Esto
puede generar ingresos significativos para el país y contribuir al crecimiento
del PIB. Por ejemplo, países como Alemania y Corea del Sur han visto un impacto
positivo en su PIB debido a su fuerte sector de ingeniería y exportaciones
tecnológicas. La presencia de una fuerza laboral altamente calificada en
ingeniería puede mejorar la competitividad global de un país, atrayendo
inversiones extranjeras y fomentando el crecimiento económico. Las empresas
multinacionales a menudo buscan ubicaciones con una base sólida de talento en
ingeniería.
Un sector de ingeniería en expansión genera una gran
cantidad de empleos, no solo para ingenieros, sino también para profesionales
en áreas relacionadas, como gestión de proyectos y servicios técnicos. Esto tiene
un efecto positivo en la economía al aumentar el empleo y los ingresos
disponibles. Las mejoras en infraestructura, tecnología y servicios impulsadas
por ingenieros pueden mejorar la calidad de vida y el bienestar general, lo que
también tiene un efecto positivo en el crecimiento económico al fomentar una
mayor participación en la economía y aumentar el consumo.
Un informe del Banco Mundial señala que países con una
fuerte inversión en educación en ingeniería y ciencia tienden a tener un
crecimiento económico más rápido. Los países emergentes que han invertido en la
formación de ingenieros han experimentado aumentos en su PIB y mejoras en sus
sectores industriales y tecnológicos. La OECD ha publicado estudios que
muestran una correlación entre la inversión en educación técnica y el
crecimiento del PIB. Las economías con una alta proporción de profesionales en
ingeniería y tecnología suelen tener una tasa de crecimiento económico más
alta.
El aumento en el número de profesionales en ingeniería
tiene un impacto positivo significativo en el PIB de un país. Los ingenieros
contribuyen a la innovación, la productividad, el crecimiento en sectores
clave, las exportaciones y el desarrollo económico general. Sin embargo, el
impacto exacto puede variar según el contexto económico del país, las políticas
de inversión y otros factores socioeconómicos.
En cuanto la inversión en Educación en Ingeniería, por
ejemplo, Corea del Sur ha realizado una inversión sustancial en su sistema
educativo, especialmente en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y
matemáticas (STEM). El país ha establecido numerosas universidades y centros de
investigación de clase mundial. La inversión en educación en ingeniería y
ciencia ha contribuido al rápido crecimiento económico de Corea del Sur desde
la década de 1960. El país ha emergido como un líder global en tecnología y
manufactura, con empresas destacadas como Samsung y Hyundai. Según el Banco
Mundial, la transformación de Corea del Sur en una economía avanzada se debe en
gran parte a su enfoque en la educación técnica y científica. Por su parte China
ha realizado enormes inversiones en educación en ingeniería y tecnología desde
el inicio de su reforma económica en las décadas de 1980 y 1990. El país ha
aumentado su capacidad de investigación y desarrollo y ha establecido numerosos
programas y universidades especializadas en ingeniería. La inversión en
educación técnica ha impulsado el crecimiento económico de China, permitiendo
al país convertirse en la segunda economía más grande del mundo. Las áreas de
alta tecnología, como la fabricación de equipos electrónicos y la tecnología de
la información, han experimentado un crecimiento significativo. El Banco
Mundial ha informado que el desarrollo de infraestructura y capacidades
tecnológicas ha sido clave en el rápido crecimiento del PIB de China. También
la India ha invertido considerablemente en la educación en ingeniería y
tecnología, con una gran cantidad de instituciones educativas reconocidas como
el Indian Institutes of Technology (IITs). Estos institutos son conocidos por
su alta calidad educativa y su enfoque en la investigación y el desarrollo. La
inversión en educación en ingeniería ha ayudado a India a convertirse en un
importante centro global de servicios de tecnología de la información y
outsourcing. Empresas como Infosys y Tata Consultancy Services (TCS) han
crecido enormemente, contribuyendo al aumento del PIB. El Banco Mundial destaca
que el crecimiento en el sector de TI ha sido un factor crucial en la expansión
económica de India. Singapur ha establecido un sistema educativo sólido y una
infraestructura de investigación avanzada, con un fuerte enfoque en ingeniería
y tecnología. Las universidades como la National University of Singapore (NUS)
y la Nanyang Technological University (NTU) son líderes en investigación y
desarrollo. La inversión en educación técnica ha permitido a Singapur
desarrollarse como un centro global de tecnología y finanzas. El país ha
experimentado un crecimiento económico sostenido y ha atraído inversiones
extranjeras significativas. El Banco Mundial informa que el enfoque en la
educación técnica ha sido fundamental para el éxito económico de Singapur. Israel
ha invertido en educación técnica y en investigación y desarrollo, creando un
entorno propicio para la innovación. El país ha desarrollado una fuerte
industria de alta tecnología y ha fomentado una cultura de emprendimiento e
innovación. La inversión en educación en ingeniería y tecnología ha llevado a
Israel a ser un líder en tecnología e innovación, con una próspera industria de
startups. Según el Banco Mundial, el sector tecnológico ha contribuido
significativamente al crecimiento económico de Israel y a su alto PIB per
cápita.
La inversión en educación en ingeniería y ciencia tiene
un impacto significativo en el crecimiento económico. Los países mencionados
han utilizado la formación técnica y científica para impulsar la innovación, la
productividad y la competitividad global, lo que ha llevado a un aumento en su
PIB y a mejoras en sus sectores industriales y tecnológicos. La evidencia
sugiere que la educación en ingeniería y ciencia puede ser un motor clave para
el crecimiento económico sostenido.
El enfoque en el sector industrial, especialmente
cuando se basa en las competencias de profesionales ingenieros, puede llevar a
una distribución de la riqueza más equitativa en comparación con una economía
centrada en el sector primario. Las razones detrás de este fenómeno y cómo el
sector industrial puede influir en la distribución de la riqueza se debe a que,
si atendemos que el sector primario, que incluye actividades como la
agricultura, la minería y la pesca, suele tener una alta concentración de
riqueza en manos de unos pocos. Esto se debe a que estas actividades a menudo
requieren menos mano de obra y pueden generar una alta concentración de
propiedad y riqueza en grandes empresas o propietarios. Por otro lado, el
sector industrial tiende a ser más intensivo en mano de obra, lo que crea una
mayor cantidad de empleos en comparación con el sector primario. La presencia
de una industria diversificada que emplea a numerosos trabajadores contribuye a
una distribución de ingresos más amplia y equitativa, ya que más personas
tienen acceso a empleos y salarios.
Las actividades del sector primario a menudo están
concentradas en regiones específicas que tienen recursos naturales. Esto lleva
a un desarrollo económico desigual, con ciertas áreas prosperando mientras que
otras permanecen menos desarrolladas. Mientras que la industria fomenta el
desarrollo regional y local, ya que las fábricas y las instalaciones
industriales se establecen en diversas áreas, incluyendo zonas menos
desarrolladas. Esto ayuda a distribuir los beneficios económicos de manera más
equitativa entre diferentes regiones del país.
En el sector primario, el valor agregado es más bajo
en comparación con la industria. Los productos primarios se venden a precios
relativamente bajos, y la mayor parte del valor se captura en etapas posteriores
de la cadena de suministro. Mientras que la industria genera un mayor valor
agregado a través del procesamiento y la manufactura. Las empresas industriales
crean productos de mayor valor y desarrollan cadenas de suministro complejas,
lo que genera más oportunidades de empleo y una distribución del ingreso más
equitativa a lo largo de la cadena de valor.
Los sectores primarios requieren menos capacitación
especializada, lo que limita las oportunidades para el desarrollo profesional y
la movilidad económica. No así la industria que requiere habilidades
especializadas y educación técnica. La inversión en educación y capacitación
para profesionales, especialmente ingenieros, genera oportunidades de empleo mejor
remuneradas y contribuye a una mayor igualdad en la distribución de ingresos.
Alemania, con su fuerte sector industrial y enfoque en
la educación técnica y profesional, ha logrado una distribución relativamente
equitativa de la riqueza en comparación con economías más centradas en el
sector primario. Su modelo industrial ha contribuido a un alto nivel de empleo
y una base económica diversificada. La transición de Corea del Sur de una
economía agrícola a una industrializada ha llevado a un crecimiento económico
sostenido y a una distribución más equitativa de la riqueza. La inversión en
educación y en el sector industrial ha permitido una expansión económica que
beneficia a una amplia gama de la población.
Un país que centra su PIB en el sector industrial y
fomenta la formación de profesionales ingenieros puede lograr una distribución
de la riqueza más equitativa en comparación con un enfoque en el sector
primario. La industria tiende a generar más empleos, distribuir los beneficios
económicos en diversas regiones y fomentar una mayor inversión en educación y
capacitación. Estos factores pueden contribuir a una mayor igualdad en la
distribución del ingreso y al desarrollo económico más equilibrado.
Un fuerte sector industrial y un enfoque en la educación
técnica y profesional contribuyen a menores índices de pobreza y delincuencia
en comparación con economías centradas en el sector primario. Este se debe a
que un sector industrial robusto genera una amplia gama de empleos bien
remunerados y ofrece oportunidades de desarrollo profesional y movilidad
económica. El empleo estable y bien remunerado ayuda a reducir la pobreza al
proporcionar a las personas ingresos suficientes para satisfacer sus
necesidades básicas y mejorar su calidad de vida. La inversión en educación
técnica y profesional prepara a los individuos para empleos de alta calidad en
el sector industrial. Una mejor educación y capacitación están asociadas con
mayores ingresos potenciales y una mayor probabilidad de empleo, lo que
contribuye a la reducción de la pobreza. Según estudios del Banco Mundial y de
la OECD, las economías con fuertes sistemas educativos y de capacitación
tienden a experimentar menores niveles de pobreza. La industria puede promover
el desarrollo regional, creando empleos en áreas menos desarrolladas y ayudando
a equilibrar las disparidades económicas. Esto puede reducir la pobreza en
regiones que de otro modo podrían estar rezagadas.
La estabilidad económica proporcionada por un sector
industrial sólido y una fuerza laboral bien capacitada reducen las tensiones
sociales y económicas que contribuyen a la delincuencia. La estabilidad en el
empleo y los ingresos reduce la motivación para participar en actividades
delictivas. La educación técnica y profesional tiene un efecto preventivo sobre
la delincuencia al ofrecer a los jóvenes alternativas positivas y oportunidades
de desarrollo personal. Programas de educación y capacitación pueden desviar a
los individuos de actividades delictivas al proporcionarles habilidades
valiosas y opciones de carrera.
Las economías con un sector industrial fuerte pueden
permitirse mayores inversiones en infraestructura y servicios públicos,
incluidos servicios de seguridad y programas de prevención del delito. Una
mejor infraestructura y servicios pueden contribuir a un entorno más seguro y
menos propenso a la delincuencia.
Alemania, con su enfoque en la industria y la
educación técnica, ha logrado mantener bajos índices de pobreza y delincuencia
en comparación con algunos países que dependen en gran medida del sector
primario. El país tiene un fuerte sistema de bienestar social y programas de
capacitación laboral que han contribuido a la estabilidad económica y social.
Nuevamente señalamos que la transformación de Corea del Sur en una economía
industrializada ha estado acompañada de una disminución de la pobreza y una
reducción en los índices de delincuencia. El crecimiento económico y el
desarrollo de infraestructura han mejorado las condiciones de vida y reducido
las tensiones sociales. También Singapur, con su fuerte sector industrial y
enfoque en la educación, ha visto mejoras significativas en los niveles de
pobreza y delincuencia. La inversión en infraestructura y educación ha creado
un entorno seguro y próspero, con bajos niveles de pobreza y delincuencia.
La presencia de un sector industrial fuerte y un
enfoque en la educación técnica y profesional contribuyen a menores índices de
pobreza y delincuencia. Estos factores fomentan el desarrollo económico, la
estabilidad social y la creación de oportunidades, lo que reduce las disparidades
económicas y mejora la calidad de vida en general. La evidencia empírica y los
ejemplos de países exitosos respaldan esta relación entre el desarrollo
económico, la educación y la reducción de la pobreza y la delincuencia.
Ahora, es de ser realistas, y confrontar el fracaso
educativo que venimos acumulando ya desde larga data en nuestro Paraguay.
Fuente: SNEPE 2018
El informe SNEPE (Sistema Nacional de Evaluación del
Proceso Educativo) de 2018 muestra que en Paraguay los resultados educativos en
matemáticas son preocupantes. En la evaluación, que abarcó a estudiantes de 3°,
6° y 9° grados de Educación Escolar Básica y del 3° curso de la Educación
Media, se observó que todos los estudiantes evaluados en matemáticas estaban
por debajo del puntaje mínimo establecido para un nivel de desempeño
satisfactorio (550 puntos). Específicamente, solo 3 de cada 10 estudiantes alcanzan
o superan este nivel mínimo de aprendizaje en matemáticas.
La experiencia evidencia que, a través de una
formación educativa especializada en matemáticas, los niños promedio, pueden
alcanzar un alto nivel de dominio del lenguaje no verbal de las matemáticas.
Esta formación puede llevar a logros sobresalientes si se implementa de manera
efectiva. Esta puede hacerse factible si se implementa un currículo que desafíe
a los estudiantes con problemas complejos, teorías avanzadas y conceptos
matemáticos profundos que puedan elevar su comprensión y habilidad en el
lenguaje matemático. A medida que los estudiantes avanzan, la enseñanza de
conceptos abstractos y de alto nivel, como la teoría de números, álgebra
avanzada, cálculo y teoría de grafos, puede ayudar a desarrollar una
comprensión más profunda del lenguaje matemático.
Se debe operar con una metodología de enseñanza efectiva,
esto se traduce en utilizar métodos de aprendizaje activos, como la resolución de
problemas, la investigación y la experimentación, los mismos pueden ayudar a
los estudiantes a internalizar el lenguaje matemático de manera más efectiva. Los
proyectos de matemáticas que integran la teoría con aplicaciones prácticas
permiten a los estudiantes utilizar el lenguaje matemático en contextos reales,
fortaleciendo su comprensión y habilidad. El uso de software matemático,
simulaciones y aplicaciones interactivas puede proporcionar a los estudiantes
experiencias prácticas que refuercen el aprendizaje del lenguaje matemático. El
acceso a libros, artículos científicos y recursos en línea de nivel avanzado
enriquecen el aprendizaje y proporcionar una comprensión más completa. Programas
de enriquecimiento, como cursos de matemáticas avanzadas, tutorías especializadas
y clubes matemáticos, ofrecen oportunidades adicionales para el desarrollo de
habilidades. Participar en competencias matemáticas, ferias de ciencia y
olimpiadas puede motivar a los estudiantes y proporcionar desafíos adicionales.
La formación en matemáticas puede desarrollar habilidades de pensamiento
crítico y resolución de problemas, que son esenciales para manejar el lenguaje
matemático de manera efectiva. La práctica continua en matemáticas ayuda a los
estudiantes a mejorar su capacidad para manejar conceptos abstractos y
simbólicos, que son fundamentales en el lenguaje matemático.
Como casos exitosos se puede decir que hay numerosos
ejemplos de estudiantes que, a través de una educación matemática
especializada, han alcanzado niveles extraordinarios de habilidad. Por ejemplo,
muchos ganadores de olimpiadas matemáticas y matemáticos prodigiosos han sido
formados a través de programas de enriquecimiento y educación avanzada. Estudios
han demostrado que programas de enriquecimiento matemático y metodologías de
enseñanza efectivas pueden mejorar significativamente el rendimiento y la
comprensión en matemáticas. Por ejemplo, un estudio en la "Journal for
Research in Mathematics Education" mostró que los estudiantes expuestos a enseñanza
avanzada y enriquecimiento tuvieron un rendimiento significativamente mejor en
pruebas de matemáticas.
A través de una formación educativa especializada y
bien diseñada, es posible que los niños promedio desarrollen un alto nivel de
dominio en el lenguaje no verbal de las matemáticas. Esta formación debe ser
adaptativa, desafiante y enriquecedora, e incluir métodos de enseñanza
efectivos, recursos adecuados, y oportunidades para el aprendizaje práctico.
Con el apoyo adecuado y la práctica continua, los estudiantes pueden alcanzar
niveles sobresalientes en el manejo del lenguaje matemático y lograr resultados
excepcionales en este campo.
Estudiantes que, a pesar de no tener un talento
excepcional desde el inicio para las matemáticas, han alcanzado niveles altos
gracias a una educación especializada y programas de enriquecimiento. Podemos
decir que el matemático Paul Halmos es conocido por su impacto significativo en
matemáticas, pero no hay evidencia de que fuera un prodigio matemático en su
infancia. Su carrera se desarrolló a través de una educación rigurosa y el
trabajo con mentores importantes en el campo. Halmos estudió matemáticas en la
Universidad de Illinois y trabajó bajo la guía de matemáticos destacados. Su
éxito fue el resultado de un trabajo dedicado y una educación formal sólida. James
Simons es un matemático y financista de renombre que realizó contribuciones
importantes en matemáticas y finanzas. Aunque Simons tuvo éxito en matemáticas,
su formación formal en matemáticas fue crucial para su desarrollo. No hay
evidencia pública de que fuera un prodigio matemático en su juventud; en
cambio, su éxito provino de una educación avanzada y un trabajo arduo en su
campo. Evan Chen es un matemático joven que ha tenido éxito en competiciones
matemáticas. Aunque Chen ha demostrado habilidades sobresalientes, no comenzó
su carrera matemática como un prodigio reconocido. Su éxito se debe en gran
medida a su participación en programas de enriquecimiento y competiciones que
desarrollaron sus habilidades.
La mayoría de los matemáticos destacados y
competidores exitosos a menudo desarrollaron sus habilidades a través de una
combinación de educación rigurosa, entrenamiento especializado, y participación
en programas de enriquecimiento. Aunque algunos pueden haber mostrado una
habilidad natural, muchos alcanzaron niveles sobresalientes no necesariamente
porque fueran prodigios desde el principio, sino porque se beneficiaron de una
formación intensiva y una preparación adecuada. La capacidad de desarrollar
habilidades avanzadas en matemáticas puede ser significativamente influenciada
por la educación y el entrenamiento especializados, independientemente del
talento inicial.
El impacto de la formación especializada en
matemáticas sobre la capacidad de los estudiantes para cursar exitosamente
carreras de ingeniería ha sido objeto de estudio en diversas investigaciones. Así
varios estudios longitudinales han mostrado una correlación positiva entre la
formación matemática avanzada en la escuela y el éxito en carreras de ingeniería.
Por ejemplo, investigaciones han encontrado que los estudiantes que participan
en programas de enriquecimiento matemático y competiciones tienden a tener un
mejor desempeño en materias técnicas a nivel universitario. Un estudio
realizado por el National Center for Education Statistics (NCES) en 2012
encontró que los estudiantes que participaron en programas de matemáticas
avanzadas durante la escuela secundaria tenían una mayor probabilidad de
inscribirse en carreras de ingeniería en comparación con sus compañeros que no
participaron en estos programas. La investigación sobre el impacto del programa
CTY de Johns Hopkins University revela que los estudiantes que participaron en
sus cursos de matemáticas avanzadas y competiciones tenían una mayor probabilidad
de seguir carreras en campos STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y
Matemáticas) en comparación con aquellos que no participaron en el programa.
Los datos muestran que los estudiantes del CTY tienen una tasa
significativamente mayor de inscripción en programas universitarios de
ingeniería. Un análisis de datos de la AMC ha mostrado que los estudiantes que
obtienen altos puntajes en competiciones matemáticas tienen una mayor
probabilidad de seguir carreras en ingeniería y ciencias. El éxito en estas competiciones
a menudo se asocia con una formación matemática avanzada y especializada. La
formación especializada en matemáticas ayuda a desarrollar habilidades críticas
como el pensamiento lógico, la resolución de problemas y la capacidad de
manejar conceptos abstractos, que son fundamentales en las carreras de
ingeniería. Los estudiantes que reciben esta formación tienden a estar mejor
preparados para enfrentar los desafíos académicos en ingeniería. Los
estudiantes que tienen una sólida base en matemáticas avanzadas están mejor
preparados para enfrentar cursos universitarios desafiantes en ingeniería. Esto
puede traducirse en un mayor éxito en sus estudios y una menor tasa de deserción
en programas de ingeniería. Un estudio realizado por ETS en 2016 encontró que
los estudiantes que habían tomado cursos avanzados de matemáticas en la escuela
secundaria tenían un rendimiento significativamente mejor en las pruebas de
matemáticas universitarias y en los exámenes estandarizados relacionados con la
ingeniería.
La "National Science Foundation" (NSF) ha
financiado investigaciones que demuestran que los programas de enriquecimiento
matemático y las competiciones aumentan la probabilidad de que los estudiantes
persigan y completen carreras en ingeniería y ciencias.
La evidencia sugiere que la formación especializada en
matemáticas tiene un impacto significativo en la probabilidad de que los
estudiantes cursen exitosamente carreras de ingeniería. Los estudiantes que
participan en programas de matemáticas avanzadas y competiciones tienden a
tener una base sólida en habilidades matemáticas que les ayuda a enfrentar con
éxito los desafíos en ingeniería. Estos programas no solo mejoran las
habilidades matemáticas, sino que también preparan a los estudiantes para el
rigor académico y las demandas de las carreras técnicas.
La inversión en la formación matemática desde la
educación básica hasta la universitaria desarrolla habilidades críticas de
pensamiento lógico, resolución de problemas, y análisis cuantitativo. Una
sólida formación matemática es la base para estudios avanzados en ingeniería y
otras carreras STEM, preparando a los estudiantes para enfrentar desafíos
técnicos en la industria.
Incentivar los estudios en carreras de ingeniería y
ciencias aplicadas a través de becas, subvenciones y campañas de concienciación
crea un flujo constante de profesionales altamente calificados. Los ingenieros
y científicos aplican conocimientos matemáticos y técnicos para innovar,
optimizar procesos, y aumentar la productividad en la industria.
Las políticas públicas que promueven la
industrialización del sector primario, como incentivos fiscales, apoyo
financiero, y mejoras en infraestructura, ayudan a transformar materias primas
en productos de mayor valor agregado. Al desarrollar el sector secundario, la
economía se diversifica, disminuyendo la dependencia del sector primario y
reduciendo la vulnerabilidad a fluctuaciones en los precios de las materias
primas. La industrialización requiere una mayor cantidad de trabajadores calificados
en ingeniería, manufactura, y gestión, lo que genera empleo tanto directo como
indirecto. La expansión del sector secundario crea nuevas industrias, como
manufactura avanzada, biotecnología, y tecnologías verdes, que ofrecen más
oportunidades de empleo. Los sectores industriales tienden a ofrecer salarios
más altos que los sectores primarios, lo que contribuye a una mejor
distribución de la riqueza. Al generar más empleos bien remunerados, se reduce
la brecha salarial entre los diferentes sectores de la economía, contribuyendo
a una distribución más equitativa de la riqueza. Al industrializarse, los
países pueden aumentar el valor agregado de sus productos, incrementando el PIB
y mejorando la balanza comercial. El crecimiento del sector secundario tiene un
efecto multiplicador, estimulando la demanda de bienes y servicios en otros
sectores de la economía, lo que lleva a un mayor crecimiento económico global.
La inversión en formación matemática y el incentivo de
carreras en ingeniería nutren el capital humano necesario para impulsar la
industrialización. La industrialización, a su vez, genera mayor empleabilidad y
salarios más altos, lo que mejora la distribución de la riqueza. Una mejor
distribución de la riqueza y mayores ingresos salariales aumentan el poder
adquisitivo de la población, estimulando el consumo y, por ende, contribuyendo
al crecimiento del PIB. Este crecimiento económico permite reinvertir en
educación y políticas públicas, creando un ciclo de retroalimentación positiva
que fortalece aún más el desarrollo del sector secundario y la economía en
general.
La inversión en formación matemática, el incentivo a
las carreras de ingeniería, y las políticas públicas que favorecen el
desarrollo industrial son componentes clave de un sistema interconectado que
puede transformar la estructura económica de un país. Este enfoque no solo
mejora la empleabilidad y la distribución de la riqueza, sino que también
contribuye a un crecimiento económico sostenible y a largo plazo, reflejado en
un aumento significativo del PIB.
Haz el esfuerzo por visualizar a un niño en nuestro país,
con un lápiz en la mano y un cuaderno frente a él, enfrentándose a un problema de
matemáticas. Ese niño, como tantos otros, tiene el potencial de ser alguien que
transforme su comunidad. Sin embargo, las estadísticas nos cuentan una historia
triste: de cada 10 niños paraguayos, solo 3 logran entender lo que se les pide
en matemáticas de manera adecuada. Estos números no son solo fríos datos;
representan sueños que se están quedando en el camino, oportunidades que se
desvanecen. Un país donde la mayoría de los estudiantes no alcanza el nivel
mínimo en matemáticas es un país donde el futuro se ve muy oscuro. Significa
que, en lugar de crear innovadores que lleven al país adelante, estamos dejando
que esos futuros se apaguen antes de siquiera empezar. Estos resultados
reflejan una realidad que afecta a cada niño, cada familia, a la sociedad
entera. Estamos dejando atrás a nuestros propios hijos, privándolos de la
oportunidad de alcanzar algo más grande. De cada 10 estudiantes, 7 no alcanzan el nivel mínimo
en matemáticas, pero esto no significa que el futuro esté perdido. Las frías estadísticas
educativas muestran desafíos, pero estos desafíos no son el fin de la historia;
son el comienzo de una oportunidad monumental. En lugar de verlo como un
obstáculo insuperable, considerémoslo como un llamado a la acción, una señal de
que el país tiene una gran reserva de talento sin explotar.
Estos estudiantes no son simplemente "números en
un informe"; son la promesa de una nueva generación de ingenieros,
científicos y creadores. Las carreras de ingeniería, que son la base para la
industrialización y el desarrollo económico, no están fuera de su alcance. Al
contrario, con el enfoque y el apoyo adecuados, podemos transformar esas
estadísticas en un testimonio de superación y progreso. En lugar de lamentar
las cifras, debemos verlas como una invitación a invertir en educación
especializada en matemáticas y ciencias. Al hacerlo, no solo aumentamos el
número de ingenieros y técnicos, sino que también construimos un puente hacia
un futuro donde el país esté impulsado por la innovación y la industria. Cada
estudiante que hoy enfrenta dificultades en matemáticas tiene el potencial de
convertirse en un profesional que contribuya significativamente al crecimiento
económico del país. Al invertir en una sólida educación matemática y en
programas que fortalezcan las habilidades necesarias para carreras de
ingeniería, estamos haciendo mucho más que mejorar el rendimiento académico.
Estamos preparando a nuestros jóvenes para que ocupen puestos clave en la
industria, donde la demanda de ingenieros y técnicos seguirá creciendo. Este
enfoque tiene un impacto directo en la empleabilidad. Los países que han
priorizado la formación en áreas técnicas y científicas han visto cómo sus
jóvenes se insertan con éxito en el mercado laboral, reduciendo el desempleo y,
a su vez, aumentando la estabilidad económica. Pero el impacto no se detiene
allí. Cuando más personas tienen acceso a empleos bien remunerados en sectores
industriales, se genera una distribución más equitativa de la riqueza. No es
solo una cuestión de aumentar el PIB; es una cuestión de asegurar que el
crecimiento económico se traduzca en beneficios tangibles para toda la
sociedad. Más personas con buenos empleos significa más ingresos para las
familias, mayor poder adquisitivo, y una menor brecha entre ricos y pobres.
Estas estadísticas de la deficiente educación matemática
de nuestros niños escolares, por lo tanto, si bien son motivo de profunda preocupación,
pero también podemos decir que son el más fuerte llamado a la acción. Son la
evidencia de que, con el enfoque adecuado, podemos transformar la educación en
matemáticas en una herramienta poderosa para mejorar la equidad social y
económica. Es una oportunidad para construir un país donde el progreso sea
compartido por todos, donde cada joven tenga la oportunidad de contribuir al
desarrollo y donde el futuro sea más prometedor que nunca. Si no actuamos, si
no les brindamos las herramientas necesarias, lo que está en juego no es solo
su educación, sino el futuro de todos nosotros. La historia no es que el futuro
esté oscuro; es que el futuro está lleno de posibilidades esperando ser
desbloqueadas. ¿Qué estamos haciendo para cambiar esto? ¿Qué sacrificios
estamos dispuestos a hacer para asegurarnos de que ningún niño quede atrás? Estos
resultados son un recordatorio de la capacidad de transformación que tiene la
educación, y cómo, al apostar por la formación en matemáticas y ciencias,
estamos invirtiendo en un país más fuerte, más equitativo, y más próspero. Este
es el momento de actuar, de transformar esos números en un llamado urgente a
mejorar la educación, a garantizar que cada niño, independientemente de su
origen, tenga la oportunidad de soñar y de alcanzar esos sueños.