sábado, 14 de septiembre de 2024

EL CONCEPTO “LIBRE MERCADO”

  por Victor M. Oxley

El concepto de “libre mercado” es uno de esos, que muy bien son referenciados con la expresión de Wittgenstein “luchar contra el embrujo de nuestro entendimiento por medio del lenguaje”, pues este concepto es el caldo de confusiones de todo tipo.
No hay nada más traumático que discutir sobre ello, raya la vehemencia en algunos al sostener sus puntos de vista sobre tal idea.
El conocimiento científico es claro y preciso -sostiene Mario Bunge- pues la ciencia constituye una rebelión contra la superficialidad y vaguedad del sentido común, el conocimiento científico es comunicable, puesto que el lenguaje científico comunica información a quienes estén capacitados para entenderlo. Su comunicabilidad se posibilita mediante la precisión, que es una condición necesaria para la verificación de datos empíricos e hipótesis científicas.
Algunos enunciados pueden expresar “palabras con significado” proposicional, empírico, pero cuya combinación en una serie de enunciados que acarrean en lo fundamental sin-sentido lógico, según la sintaxis lógica del lenguaje. Así se daría el “surgimiento en el lenguaje ordinario de proposiciones carentes de sentido a partir de proposiciones con sentido” dice Rudolf Carnap.
Se puede aducir que 'el Ser es inmóvil' es un enunciado completamente bien estructurado, gramaticalmente hablando; pero solo se pueden calificar como proposiciones aquellas que son producto de la lógica, de la matemática o que pueden ser empíricamente comprobadas o, para Karl Popper, susceptibles a la falsación. Toda otra oración es una pseudoproposición.
Enunciados como "el Ser es inmóvil" o "la Nada nadea" -típicas de Martin Heidegger- parecen estar bien estructurados en una forma sujeto-predicado: "el Ser" y "la Nada" serían los sujetos de las dos frases; "es inmóvil" y "nadea" sus respectivos predicados. Sin embargo, 'Ser' y 'Nada' no son sujetos: uno es un verbo y el otro es un cuantificador.
El uso de la metáfora debe ser expurgado del lenguaje científico, pues la ciencia busca claridad y precisión en sus planteos y la metáfora se desempeña en los ámbitos de la ambigüedad y la vaguedad de la textura abierta del lenguaje.
La expresión “libre mercado”, metáfora con todo derecho, es una que muy bien se clasifica en lo que llamamos frase mal construida, son dos conceptos que unidos forman amalgama inescrutable, la una es ´propiedad´ o ´atributo´, y la otra pretende ser un ente socioeconómico.
Es una acepción común de los que usan el término, sostener que el libre mercado es un concepto de los auténticos del liberalismo político, y de aquí aducen que el Estado no debe obstaculizar o trabar los avatares del mercado, ahora ¿es el concepto libertad aplicable a un ente que no posea voluntad o capacidad de decidir como los seres humanos? La respuesta es un contundente no. El concepto libertad solo adquiere sentido con un complemento, es decir libertad “de” o libertad “para”, así que si queremos darle un poquito de mayor sentido a la expresión deberíamos de decir “libre de constricciones en el mercado” o “libre para efectuar transacciones”, “libre de regulaciones”, “libre para ofertar” etc. Los estados modernos se encuentran regulados por leyes, así que partiendo de ello es imposible que el mercado esté desregulado (es decir “libre” metafóricamente hablando), así que si convertimos la expresión libre mercado y decimos mercado desregulado surge otra realidad bastante desnuda en intenciones de distintas clases, algunos podrán tener carta libre para operar bajo todo tipo de excesos u otros vaya uno a saber qué ganas o fin moverá. El libre mercado en boca de algunos es auténtica irracionalidad romántica. Tal vez la expresión de libre mercado tenga otras formas de entenderse, como partiendo que el liberalismo clásico es de un fuerte tono individualista, debiéramos interpretar la frase como la libertad del individuo para accionar dentro de un mercado, ahora como que los que abogan por una desregulación del mercado se refieren al Estado y no a los individuos podríamos replantear el sentido de la expresión en una oposición dirigentista o planificadora del Estado en cuanto el desarrollo de su economía. Y así podemos ir ad infinitum buscándole sentido a la expresión…
Donald Davidson desestima la capacidad de las metáforas para vehiculizar conocimiento, éstas "significan lo que significan las palabras, en su interpretación más literal y nada más", la metáfora sólo produce efectos subjetivos y no de contenidos, la metáfora no provee información del mundo. Davidson, comenta que "insinúa muchas cosas que van más allá del significado literal de las palabras, pero insinuación no equivale a significado".
Karl Popper denominó mito del marco común a que la sostenibilidad y el éxito de un debate dependen de que los participantes en la discusión compartan un marco conceptual común, unos supuestos básicos, si la situación fuese distinta a lo señalado, ya saben lo tortuoso que se convierte el pseudo debate.



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