sábado, 25 de agosto de 2012

TODOS HABLAMOS A FAVOR Y EN DEFENSA DE LA DEMOCRACIA, PERO ¿QUE ENTIENDEN POR ELLA, COMO SISTEMA POLÍTICO, EL MARXISTA, EL FASCISTA O EL LIBERAL?


Por Víctor M. Oxley Ynsfrán
                            

Parafraseando a David Hume podemos decir que si nos preguntasen por la razón de la obediencia que hedemos de prestar a la Constitución o a las Leyes contestaríamos, que si no fuese así, no podría subsistir la sociedad, y esta respuesta es clara e inteligible para todos. Pero ¿qué pasaría si algunos pusiesen en duda la palabra empeñada en el compromiso de obedecerla y sugirieran escribir con la tinta del olvido? Y si los que custodian la Ley respondiesen a estos de igual manera ¿Por qué nosotros debemos mantener nuestra palabra? Queda claro que lo único que cohesiona la sociedad es la obligación de mantener la palabra y el compromiso de obedecer a la Ley o a la Constitución sin más.

Toda persona está obligada al cumplimiento de la ley, la crítica a las leyes es libre, pero no está permitida predicar su desobediencia se lee en el artículo 127 de la Constitución Nacional. El ciudadano Fernando Lugo fue destituido del Gobierno por la clausula 225 de la Constitución Nacional, potestad que confiere esta atribución al Congreso del Paraguay, por lo tanto, eso de que hubo un quiebre institucional es una manipulación de lo que sucedió a la luz de las reglas de nuestra democracia Constitucional, o estos que así hacen propaganda, entienden muy otra cosa de lo que es el orden en un Estado fruto del imperio de las Leyes.

Ahora, en las acaloradas discusiones que se suceden sobre el enjuiciamiento político de Fernando Lugo, se esgrimieron todo tipo de argumentos y pseudo argumentos. Todos hablamos a favor y en defensa de la Democracia, pero ¿que entienden por ella, como sistema político, el marxista, el fascista o el liberal?

El marxismo construyo la URSS de Lenin y Stalin, el fascismo la Alemania Nazi de Hitler y la Italia de Mussolini, regímenes que quisieron ahogar bajo sus botas los ideales más caros del liberalismo constitucional: Equilibrio de Poderes, Tolerancia, Pluralidad y la Libertad en todas sus manifestaciones etc.

Los regímenes despóticos, como lo son los regímenes totalitarios del Comunismo, Nazismo, Fascismo etc. son gobernados por el despotismo voraz de las elites dirigentes de un partido único, impuesto por la fuerza homogeneizante que elimina la disidencia, mientras que los regímenes liberales son sistemas políticos pluralistas o multipartidistas. Platón –dice Karl Popper- promovió una seria y duradera confusión en la Filosofía Política al expresar el problema de la política bajo la forma “¿Quién debe gobernar?”, o bien ¿La voluntad de quién ha de ser suprema?”, pues a esta fácilmente se responde a que: “el mejor”, “el más sabio”, “el gobernante nato”, “aquel que domina el arte de gobernar”, “La Voluntad General”, “La Raza Superior”, “Los Obreros Industriales”, “El Pueblo”, en fin un largo etc. Este planteo del problema lleva, como se ve a respuestas que justifican los regímenes totalitarios o supremos.

¿Por qué el pensamiento político no encara desde el comienzo la posibilidad de un gobierno malo y la conveniencia de prepararnos para soportar a los malos gobernantes, en el caso de que falten los mejores? Este giro en la pregunta conduce a un nuevo enfoque del problema de la Política, pues obliga a reemplazar la pregunta: “¿Quién debe gobernar?” por la de: ¿En qué forma podemos organizar las instituciones políticas a fin de que los gobernantes malos o incapaces no puedan ocasionar demasiado daño?”. Así las cosas la formula que legitima el gobierno viene dada por el grado de dispersión o concentración del poder dentro de un sistema político, en las democracias el poder debería de distribuirse más equitativamente entre los órganos institucionales que deberían de actuar como peso equilibrador entre ellos. Pluralismo de Poder y una organización constitucional que permita promover la competencia entre elites, entre partidos son las características principales de los regímenes multipartidistas de los sistemas políticos demócratas liberales.

En los regímenes de partido único, como lo son los sistemas políticos totalitarios, en vez de competencia encontramos monopolio del poder, la Revolución en lugar de la Constitución, el absolutismo burocrático como oposición al pluralismo de grupos sociales. Así estos regímenes autistas resultan en un Estado partidista en vez de un Estado de partidos, situación en la cual someten a la sociedad entera a las demandas de la ideología, forzando a convertirla a imagen de lo que desean creer, llegando al extremo de ser presas de la ilusión fagocitante del entendimiento que en ecuación mortal iguala a Sociedad = Estado, estado de cosas que no son jamás comparables.

La Ley o la Constitución es uno de los más preciados bienes públicos. El Constitucionalismo es el nervio de los Estados modernos, y así lo aceptamos todos, desde el país más chico hasta los supra entes internacionales, esta es la gran premisa de la Democracia.

Desde Thomas Hobbes el pensamiento político buscó controlar al poder omnívoro, el más fuerte debe ser controlado por los más débiles desde la Ley, y como ya en Grecia Heráclito muy bien lo postuló, el pueblo debe pelear por la ley como por sus murallas, por ello es que la Ley o la Constitución es un bien público básico.

Judith Sklar sostiene –y nosotros con ella- que la institución del imperio de la Ley junto a otras como el control mutuo de intereses o poderes, la convivencia de facciones en continua interacción, etc. producen efectos  educativos en los individuos; estos se educan en la autolimitación, la paciencia, el respeto a los otros, etc. de modo que la democracia liberal constituye un tipo de disciplina social que educa a los ciudadanos y no sólo recoge a éstos como portadores de intereses políticos.

La separación del ejercicio del poder de Fernando Lugo está ajustada a la prescripción del artículo 225 de la constitución nacional, y todos estamos obligados a acatar sus prescripciones, quien así no lo creyese conveniente –esas son la reglas de nuestra democracia basada en el constitucionalismo- y violente el estado jurídico actual de las cosas, sea desconociendo a nivel local la Constitución o a nivel internacional la autodeterminación y la soberanía del Paraguay, está al margen mismo del Constitucionalismo de los Estados Modernos contemporáneos y por lo tanto está al margen de la Ley y con ello pone en peligro nuestra democracia y la Democracia como sistema político que garantiza la defensa de los intereses ciudadanos.

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