miércoles, 11 de diciembre de 2024

QUÉ ES PRIMERO: ¿ESTRATEGIA O TÁCTICA?

                                                                                          Dr. Victor Oxley

La cuestión ¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? ha sido una de las más debatidas en filosofía, biología y lógica. En ajedrez, esta misma pregunta puede reformularse como ¿Qué fue o está primero, la estrategia o la táctica?

La estrategia en ajedrez se refiere al plan a largo plazo que un jugador sigue durante la partida. Implica decisiones sobre cómo estructurar las piezas en el tablero, crear fortalezas, debilitar al oponente y, en última instancia, establecer una situación en la que se pueda ganar. La estrategia involucra planes globales como el control del centro, el desarrollo de piezas, la seguridad del rey y la creación de un peón fuerte o una conexión de piezas.

La táctica, por otro lado, se refiere a las jugadas concretas y a corto plazo que tienen el objetivo de ganar material, crear amenazas inmediatas o incluso lograr un jaque mate. Las tácticas se basan en maniobras que se ejecutan en momentos específicos, como un ataque doble, descubierto, clavada o jaque a la descubierta.

Podemos decir que el lenguaje especializado del ajedrez, incluida su notación, puede interpretarse como un sistema conceptual que describe y opera en un campo particular: el de las ideas estratégicas y tácticas propias del juego. Las expresiones lingüísticas y simbólicas tienen un correlato en la realidad, ya sea física, social o conceptual. En el caso del ajedrez, la realidad representada no es física, sino una estructura conceptual consistente en configuraciones, relaciones y dinámicas de las piezas sobre el tablero.

La notación ajedrecística (por ejemplo, e4, Nf6, etc.) codifica de manera precisa las posiciones y movimientos en el tablero. Estas representaciones tienen significado porque refieren a elementos concretos dentro del sistema del ajedrez, como piezas, posiciones y acciones permitidas por las reglas. Los conceptos de estrategia y táctica en ajedrez se fundamentan en patrones, principios y planes que emergen de la interacción de las piezas. Estos conceptos son eidéticos, en el sentido de que no existen físicamente, pero son objetivamente válidos dentro del marco del juego. Por ejemplo, términos como "sacrificio", "ataque doble" o "estructura de peones" refieren a fenómenos específicos que se pueden observar y analizar. Así tenemos que el lenguaje sirve para representar sistemas reales o ideales, en el ajedrez, la notación y el lenguaje especializado capturan no solo estados concretos (como una posición específica) sino también relaciones abstractas, como el control de una casilla o la presión sobre una pieza. Aunque el ajedrez es un sistema formal, su análisis estratégico y táctico tiene una dimensión realista porque se apoya en regularidades y patrones observables que tienen una existencia objetiva dentro del mundo conceptual del ajedrez. El lenguaje ajedrecístico no solo facilita la comunicación, sino que también estructura el pensamiento y la comprensión del juego.

El sentido y la referencia del lenguaje del ajedrez se pueden analizar desde dos perspectivas complementarias.

El sentido está relacionado con el significado de las expresiones lingüísticas o simbólicas dentro del sistema del ajedrez. En este caso, el sentido se define por las reglas, conceptos y principios que estructuran el juego. El sentido del lenguaje del ajedrez depende de las reglas que rigen el juego. Por ejemplo, la notación "e4" significa mover un peón desde la casilla "e2" a la "e4". Este movimiento tiene sentido solo dentro del marco normativo del ajedrez. Términos como "ataque", "defensa", "control central" o "peón aislado" adquieren sentido a través de su función y relevancia en las dinámicas del juego. Por ejemplo, "sacrificio" no tiene un significado absoluto, sino que su sentido depende del contexto en el que se realice y su propósito táctico o estratégico. La notación ajedrecística es un lenguaje simbólico que proporciona un sentido preciso y universal para describir movimientos y posiciones, eliminando ambigüedades.

La referencia se relaciona con los objetos o entidades reales o conceptuales a los que aluden las expresiones del lenguaje del ajedrez. Así, el lenguaje del ajedrez puede referirse a entidades físicas como el tablero, las piezas, y su disposición en un momento dado. Por ejemplo, "D5" refiere a una casilla específica en el tablero. Más allá de lo físico, el lenguaje del ajedrez también refiere a ideas abstractas como posiciones estratégicas, planes de juego, estructuras de peones o configuraciones tácticas. Por ejemplo, "controlar el centro" no se refiere a una acción física, sino a un objetivo estratégico definido dentro del sistema conceptual del ajedrez. Muchas referencias en el lenguaje del ajedrez aluden a patrones reconocibles, como "una horquilla" o "un mate del pasillo". Estos patrones tienen una existencia objetiva dentro del sistema conceptual del ajedrez.

En el lenguaje del ajedrez, el sentido organiza y da significado a las expresiones dentro del sistema, mientras que la referencia vincula estas expresiones con entidades (físicas o abstractas) que pueden ser observadas, analizadas o manipuladas. La notación "e4" tiene sentido porque describe un movimiento permitido según las reglas. Su referencia es la acción concreta de mover un peón a la casilla e4 en el tablero. La expresión "peón débil" tiene sentido dentro del contexto estratégico del ajedrez y su referencia es un peón que cumple condiciones específicas (por ejemplo, falta de apoyo de otros peones). Así, el sentido del lenguaje del ajedrez está enmarcado en las reglas y conceptos del juego, mientras que su referencia se orienta hacia los objetos y patrones (concretos o ideales) que estructuran la realidad del ajedrez como sistema conceptual.

En términos lógicos y matemáticos, podemos seguir una estructura formal que defina los componentes del lenguaje, sus relaciones y las reglas dentro de un sistema de ajedrez.

El lenguaje del ajedrez está constituido por notaciones que representan movimientos y configuraciones del tablero. Denotamos estos signos como L, quienes se corresponden al conjunto de símbolos utilizados en las partidas.

L= {s1, s2, s3, …, sn}

Donde cada si representa una notación específica en el ajedrez, como movimientos de piezas o cambios de posición.

Los referentes son las entidades concretas que los símbolos del lenguaje (notaciones) representan en el mundo físico (tablero de ajedrez). Denotamos los referentes como R, un conjunto de todas las posibles configuraciones o movimientos en el ajedrez.

R = {r1, r2, r3, …, rm}

Donde cada ri es una acción específica (como mover un peón a la casilla "e4") o una configuración (como una posición particular en el tablero).

La relación entre los signos del lenguaje y los referentes se puede modelar mediante una función de mapeo f que asocia cada notación si a un referente ri.

f  :  L R  

Esta función describe cómo los signos (notaciones) se refieren a los elementos del juego, como las piezas y sus movimientos.

Las estrategias y tácticas en ajedrez corresponden a proposiciones más abstractas que guían las decisiones dentro del juego. Denotamos estas proposiciones como E, que incluye todas las teorías relacionadas con el juego (como las aperturas, los finales, etc.). Cada proposición es una regla lógica o una hipótesis sobre la mejor forma de jugar según una situación.

E = {e1, e2, e3, …, ek}

Donde cada ei es una regla o estrategia dentro del juego de ajedrez. Por ejemplo, e1 podría ser "desarrollar las piezas rápidamente en la apertura".

Las reglas del ajedrez son las leyes que definen el sistema. Estas reglas limitan los posibles movimientos y estrategias dentro del juego. Denotamos las reglas como Rj.

Rj = {rj1, rj2, …, rjm}

Donde cada rji  es una regla del ajedrez, como "el rey no puede moverse a una casilla atacada".

Dada una estrategia o táctica, se evalúa su efectividad en función de su conformidad con las reglas del juego. Esto puede formalizarse mediante una relación g que evalúa si una proposición estratégica ei  es válida bajo las reglas del ajedrez rji.

g : E × Rj {0,1}

Si g (ei, rji) = 1, significa que la estrategia ei es válida según la regla rji. Si g (ei, rji) = 0, significa que la estrategia no se ajusta a la regla del juego.

El sistema semántico del ajedrez, estructura el lenguaje del ajedrez (notaciones) relacionando los referentes (movimientos y configuraciones en el tablero) mediante una función de mapeo, y las estrategias y tácticas se evalúan en función de las reglas del juego.

En una perspectiva kantiana, las nociones de estrategia y táctica en el ajedrez podrían interpretarse en términos de las categorías fundamentales de la razón práctica y teórica. Estas categorías organizan la comprensión del mundo y la relación entre fines (lo que se busca lograr) y medios (cómo se hace).

Por un lado, la estrategia, como plan general que guía la dirección del juego, es una manifestación de la razón práctica kantiana. Así, la estrategia establece el propósito u objetivo del juego, basado en principios racionales universales aplicables al contexto del ajedrez (como controlar el centro o desarrollar las piezas). En términos kantianos, la estrategia se alinea con el imperativo hipotético (reglas condicionales): "Si quiero ganar, debo formular un plan general adecuado". La estrategia también refleja la idea de teleología, ya que organiza las acciones tácticas hacia un fin racional.

Por otro lado, la táctica puede asociarse al uso instrumental de la razón, que aplica principios generales a situaciones concretas para cumplir objetivos específicos. La táctica sería el medio por el cual los fines estratégicos se realizan. Este aspecto refleja el dominio de los juicios empíricos o contingentes, ya que la táctica responde a situaciones particulares en el tablero. En términos kantianos, la táctica representa la subsunción de lo particular bajo lo universal, donde una maniobra concreta (como un ataque doble) se ejecuta dentro del marco estratégico.

Kant introduce el concepto de esquema para mediar entre conceptos universales (estrategia) y percepciones particulares (táctica). En este caso la estrategia actúa como un concepto a priori: un plan general que no depende de las circunstancias inmediatas del tablero. La táctica es la aplicación concreta de ese concepto en el ámbito fenoménico (el tablero de ajedrez). El esquema sería el conjunto de reglas prácticas que conectan lo estratégico y lo táctico, permitiendo que el jugador traduzca principios generales en acciones específicas.

Si se toma como fondo la distinción entre libertad práctica y causalidad natural. la estrategia simboliza la libertad práctica del jugador, quien elige racionalmente el propósito y el plan a largo plazo. La táctica, en cambio, opera bajo restricciones inmediatas del tablero (las "leyes naturales" del juego, como las reglas de movimiento de las piezas). Esta dualidad refleja la síntesis kantiana entre libertad y determinismo: el jugador es libre de elegir su estrategia, pero está condicionado por las circunstancias tácticas.

En términos kantianos encontramos que la estrategia es el ejercicio de la razón práctica para establecer fines racionales generales. La táctica es la aplicación contingente y empírica de estos fines, mediada por el juicio práctico. La interacción entre ambas refleja la estructura kantiana de la acción racional: la unión entre principios universales (estrategia) y su implementación particular (táctica), gobernada por la teleología y las limitaciones del contexto fenoménico.

Desde la perspectiva de Edmund Husserl y su fenomenología, las cuestiones de estrategia y táctica en el ajedrez podrían entenderse como experiencias intencionales que revelan cómo la conciencia del jugador constituye y da sentido al juego.

Para Husserl, la conciencia siempre es intencional, es decir, está dirigida hacia algo, un objeto, una idea o una situación. En el contexto del ajedrez la estrategia sería la intención global del jugador dirigida hacia un fin u horizonte (como ganar la partida o lograr una posición ventajosa). Es el marco que guía toda la experiencia del juego. La táctica sería la intención concreta dirigida a los medios específicos necesarios para realizar el objetivo estratégico. Es la forma en que el jugador interactúa con el tablero en situaciones particulares. La táctica, entonces, sería una realización parcial y momentánea del horizonte estratégico, que permanece como un telos (meta) más amplio.

En la fenomenología husserliana, toda experiencia tiene un horizonte de sentido que le da contexto y significado. En este caso la estrategia constituye el horizonte de sentido dentro del cual se interpretan y se valoran las acciones tácticas. Por ejemplo, un movimiento táctico (como un sacrificio de pieza) tiene sentido solo en relación con el horizonte estratégico que lo contiene (un ataque al rey enemigo o el control del centro). La estrategia no es una estructura fija, sino un horizonte dinámico que se ajusta conforme el jugador revisa su percepción de la situación en el tablero.

Husserl propone una epoché (suspensión de juicios) para analizar el fenómeno, en nuestro caso del ajedrez tal como se daría en la experiencia del jugador, sin presuposiciones externas, así desde esta actitud reflexiva, se puede observar cómo la estrategia y la táctica emergen como constituciones de la conciencia del jugador. La estrategia sería vista como la forma a priori en la que el jugador organiza su experiencia del juego, mientras que la táctica sería la actualización fenomenológica de esa forma en la práctica.

Husserl introduce los conceptos de retención (memoria del pasado inmediato) y protención (anticipación del futuro) para explicar cómo la conciencia experimenta el tiempo. En el ajedrez la retención permite al jugador recordar las posiciones y movimientos previos, lo que es crucial para ajustar tanto la estrategia como la táctica. La protención guía la anticipación de posibles jugadas futuras, conectando el marco estratégico con las tácticas específicas. Esto implica que la estrategia y la táctica están unidas en un flujo continuo de conciencia que da coherencia a la experiencia del juego.

En la fenomenología de Husserl, el significado de las cosas se constituye en niveles. La estrategia opera en un nivel superior de constitución, donde el jugador forma estructuras de sentido amplias, como planes y objetivos generales. La táctica opera en un nivel más básico, relacionado con la experiencia inmediata y concreta de los movimientos en el tablero. Ambos niveles están interconectados: la estrategia depende de las tácticas para materializarse, mientras que las tácticas adquieren significado solo en relación con la estrategia.

Desde la fenomenología de Husserl, la estrategia sería el horizonte intencional global que organiza la experiencia del jugador, constituyendo el marco en el que las acciones tienen sentido. La táctica sería la realización concreta de esa intención en actos específicos, dependientes del contexto inmediato. Ambas están unidas en un flujo dinámico de retención y protención, donde la conciencia del jugador da sentido y coherencia a la experiencia del ajedrez. Husserl pondría el énfasis en cómo el jugador vive y constituye la experiencia del ajedrez, mostrando que la estrategia y la táctica no son entidades separadas, sino aspectos diferentes de una misma intencionalidad que organiza el fenómeno del juego.

Ludwig Wittgenstein utilizó el concepto de juegos en sus obras filosóficas para ilustrar su enfoque sobre el lenguaje y las reglas. Aunque no se refiere específicamente al ajedrez, el concepto de "juego" es central en su filosofía, especialmente en su obra Investigaciones Filosóficas, donde introduce la idea de que el lenguaje funciona de manera similar a un juego, con reglas que se aprenden y se aplican de forma práctica.

Así por ejemplo en este pasaje, Wittgenstein introduce la famosa idea de los juegos de lenguaje: “El significado de una palabra es su uso en el lenguaje. [...] Piensa en las muchas formas diferentes de usar una palabra. Cada forma de uso de una palabra tiene algo en común con las demás, algo que, por decirlo de alguna manera, puede ser llamado su "familia". Las formas de vida no se componen de elementos que están relacionados entre sí por una estructura lógica, sino por una multiplicidad de puntos de contacto. Lo que se parece a un juego de ajedrez en esta comparación es el concepto de una “familia de juegos”." Wittgenstein está sugiriendo que el lenguaje y sus usos son similares a los juegos en los que las reglas cambian de acuerdo con el contexto, pero siguen ciertos patrones comunes. Esta idea se aplica también al ajedrez, donde las reglas son claras, pero deben ser comprendidas en el contexto específico del juego.

Wittgenstein hace una comparación entre el lenguaje y un juego, sugiriendo que el lenguaje tiene diferentes "juegos" o formas de uso que se adaptan a diferentes contextos: “Un juego de lenguaje es, en parte, un sistema de actividades que involucra reglas, y las reglas no son siempre explícitas, sino que a menudo se aprenden a través de la práctica." Esta observación es muy relevante para el ajedrez, que es un "juego de reglas" que se aprende en la práctica y que tiene diferentes formas de interacción dependiendo de las reglas que se aplican.

Wittgenstein continúa hablando sobre la relación entre juegos y reglas: “Las reglas de un juego no pueden ser entendidas sin la práctica del juego, sin un conocimiento previo de cómo se juega. El significado de una palabra se deriva de su uso dentro de una determinada práctica lingüística." Este concepto también se puede aplicar al ajedrez: el conocimiento de las reglas del ajedrez solo se vuelve significativo cuando se está jugando el juego, es decir, el "uso" del juego es lo que da sentido a las reglas. Así como las reglas de un juego de ajedrez solo tienen relevancia cuando se están aplicando, las reglas del lenguaje también toman sentido dentro de las prácticas sociales que las configuran.

En este pasaje, Wittgenstein explica cómo la variedad de formas de juego y sus reglas se parecen al lenguaje: “Es como si dijéramos que el lenguaje tiene una familia de juegos, y que uno puede observar cómo las reglas de cada juego se ajustan a diferentes situaciones de forma única. En algunos juegos las reglas son muy estrictas, en otros más flexibles." Al igual que en el ajedrez, las reglas en los juegos de lenguaje no son siempre rígidas, y la flexibilidad o rigidez de las reglas puede variar dependiendo de la situación. Este enfoque es útil para entender cómo Wittgenstein conceptualizaba la relación entre el lenguaje y las reglas.

Otro pasaje famoso sobre los juegos de lenguaje: “Los juegos de lenguaje son como una serie de formas de vida, cada una con su propio conjunto de reglas. Un juego no tiene un único conjunto de reglas, sino que tiene muchas variantes. El sentido de una palabra depende del tipo de juego que se esté jugando." Este punto resalta cómo los "juegos" en general, ya sea en el ajedrez o en el lenguaje, son diversos y contextuales, lo que permite interpretaciones diferentes y variadas de las reglas dentro de cada situación específica.

Estas citas muestran cómo Wittgenstein utilizó la metáfora del juego para explicar cómo se desarrollan y aplican las reglas dentro de un sistema determinado. En el caso del ajedrez, el juego es un ejemplo claro de cómo las reglas estructuran el comportamiento y las interacciones dentro del sistema del juego. De manera similar, Wittgenstein veía el lenguaje como un conjunto de "juegos" con reglas que son comprendidas y aplicadas a través de la práctica. Aunque Wittgenstein no se refiere directamente al ajedrez, sus reflexiones sobre los "juegos de lenguaje" pueden interpretarse en términos del ajedrez, en el que las reglas del juego son comprendidas y aplicadas solo dentro del contexto de su práctica, de manera similar a cómo las palabras adquieren su significado dentro del uso concreto del lenguaje.

En las Investigaciones Filosóficas, ofreció una forma poderosa de interpretar cómo las reglas y el uso de las mismas en un contexto dado (como el ajedrez) estructuran la experiencia y el significado, y cuando hablamos del lenguaje podemos ver, para el caso de Kant y Husserl, como sus categorías pueden estructurar una comprensión macro del fenómeno “ajedrez”, en sus visiones particulares dentro de sus sistemas filosóficos (sus propios juegos lingüísticos).

Por nuestra parte, asumiendo un “realismo”, del tipo desarrollado por Mario Bunge, el lenguaje especializado del ajedrez, incluida su notación, puede interpretarse como un sistema conceptual que describe y opera en un campo particular: el de las ideas estratégicas y tácticas propias del juego. Según el realismo semántico, las expresiones lingüísticas y simbólicas tienen un correlato en la realidad, ya sea física, social o conceptual. En el caso del ajedrez, la realidad representada no es física, sino una estructura conceptual consistente en configuraciones, relaciones y dinámicas de las piezas sobre el tablero. Dentro de este contexto encontramos que la notación ajedrecística (por ejemplo, e4, Nf6, etc.) codifica de manera precisa las posiciones y movimientos en el tablero. Para el realismo semántico, estas representaciones tienen significado porque refieren a elementos concretos dentro del sistema del ajedrez, como piezas, posiciones y acciones permitidas por las reglas. Los conceptos de estrategia y táctica en ajedrez se fundamentan en patrones, principios y planes que emergen de la interacción de las piezas. Estos conceptos son ideales, en el sentido de que no existen físicamente, pero son objetivamente válidos dentro del marco del juego. Por ejemplo, términos como "sacrificio", "ataque doble" o "estructura de peones" refieren a fenómenos específicos que se pueden observar y analizar. El lenguaje sirve para representar sistemas reales o ideales. En el ajedrez, la notación y el lenguaje especializado capturan no solo estados concretos (como una posición específica) sino también relaciones abstractas, como el control de una casilla o la presión sobre una pieza. Aunque el ajedrez es un sistema formal, su análisis estratégico y táctico tiene una dimensión realista porque se apoya en regularidades y patrones observables que tienen una existencia objetiva dentro del mundo conceptual del ajedrez.

En el realismo semántico, del tipo bungeano, las referencias lingüísticas y simbólicas del ajedrez pueden interpretarse como descripciones de una realidad conceptual, donde las ideas estratégicas y tácticas constituyen el núcleo significativo del sistema. Este enfoque permite analizar cómo el lenguaje ajedrecístico no solo facilita la comunicación, sino que también estructura el pensamiento y la comprensión del juego.

Dentro del marco filosófico del realismo semántico, la relación entre estrategia y táctica en ajedrez podría analizarse siguiendo su enfoque de ontología realista, en el cual las entidades del mundo existen independientemente de nuestras ideas o representaciones de ellas. En términos de ajedrez, las estrategias y las tácticas representan conceptos o entidades dentro de un sistema que tienen una existencia objetiva, aunque sus manifestaciones dependen de las circunstancias del juego.

Según Bunge, las teorías y las entidades, en general, tienen una existencia ontológica independiente, pero nuestra comprensión de ellas evoluciona en función de la interacción con el mundo (en este caso, con el tablero de ajedrez). Desde este punto de vista, la Estrategia (el "qué" y "por qué") se considera una estructura de alto nivel dentro del juego, una especie de plan global que orienta el desarrollo de la partida. Este marco general orienta las decisiones tácticas que se tomarán más adelante. La estrategia se concibe como un conjunto de proposiciones que guían el juego hacia un objetivo final. La Táctica (el "cómo") representa acciones específicas dentro de esa estrategia global. Son los movimientos concretos que se realizan para lograr un avance en el contexto de la estrategia general. En términos bungeanos, la estrategia estaría ontológicamente por encima de la táctica, ya que es un marco superior que organiza y dirige las tácticas, las cuales son las manifestaciones concretas de la estrategia en la práctica del juego. La táctica depende de la estrategia, pero a su vez, los movimientos tácticos también pueden afectar y reajustar la estrategia en función de los resultados inmediatos.

Así podríamos formular:

Estrategia (S): Conjunto de proposiciones abstractas que definen el plan general de acción dentro de una partida de ajedrez, en términos de cómo un jugador buscará alcanzar la victoria.

S = {Conquistar el centro, Desarrollar las piezas, … }

Táctica (T): Movimientos y maniobras concretas que forman parte de la estrategia, con el objetivo de lograr una mejora inmediata en la situación del juego.

T = {Ataque doble, Clavada, … }

La estrategia y la táctica no son independientes; la táctica debe estar al servicio de la estrategia. Es decir, la táctica tiene sentido solo en el contexto de una estrategia más amplia. T S, es decir, la táctica puede ser reajustada en función de los cambios estratégicos.

Desde la perspectiva ontológica de Bunge, tanto la gallina como el huevo son partes de un sistema causal continuo, y este sistema se debe entender como una cadena de eventos que sigue leyes naturales (biológicas, genéticas, evolutivas). El concepto de causa y efecto no es un simple ciclo, sino una relación de dependencia entre elementos dentro de un proceso evolutivo que depende de factores empíricos y materiales. Por lo tanto, no se trata de un dilema circular o de un "primer origen" que debe ser resuelto, sino de una explicación gradual basada en la evolución. Desde la evolución biológica, se sabe que los animales que evolucionaron para ser gallinas como las conocemos hoy son descendientes de otras especies, y en algún punto de esa evolución, un huevo contenía el primer gén de una gallina moderna. Así, en el contexto bungeano, el huevo es la respuesta más coherente, ya que las especies evolucionan a través de procesos graduales y el huevo es el medio biológico mediante el cual se transmiten los códigos genéticos. En la filosofía de Bunge, la respuesta a la pregunta "¿Qué fue primero, la gallina o el huevo?" no se reduce a un dilema filosófico, sino que se resuelve a través de una explicación causal y empírica que se basa en la evolución biológica. En este sentido, el huevo precede a la gallina como parte de una cadena causal que puede ser explicada mediante el conocimiento científico y la observación empírica.

Desde un punto de vista realista y semántico, la estrategia precede a la táctica en ajedrez, dado que la estrategia establece los marcos generales de la partida y la táctica se emplea para ejecutar esos marcos de forma concreta. Sin embargo, la relación es dinámica, la táctica puede modificar la estrategia en función de las situaciones que surjan en el juego.

 

 


viernes, 22 de noviembre de 2024

¡LARGA VIDA A LA FILOSOFÌA!

                                    (Reflexiones en torno al Día Mundial de la Filosofía*)

                                                                             Dr. Victor M. Oxley

¿Quién no ha citado a Sócrates, Platón o Aristóteles, figuras emblemáticas que han dejado una huella imborrable en la humanidad? Más allá de los nombres y las citas, lo que realmente nos conecta con ellos es la práctica de filosofar, esa actividad humana que consiste en cuestionar, reflexionar y buscar sentido. La filosofía es mucho más que una disciplina académica; es una expresión de nuestra esencia como seres racionales. Cada vez que reflexionamos sobre el propósito de la vida, lo justo, lo verdadero o lo bello, estamos haciendo filosofía, aunque no lo llamemos así. Este acto de detenerse, pensar y dialogar nos define como humanos.

A lo largo de la historia, la filosofía ha sido el terreno donde enfrentamos nuestras dudas más profundas y buscamos las herramientas para entendernos a nosotros mismos y al mundo. En un sentido coloquial, la filosofía no es solo para los grandes pensadores; está presente en el consejo de un amigo, en la curiosidad de un niño y en el deseo de resolver los dilemas cotidianos.

En Crisis y reconstrucción de la filosofía, Mario Bunge comenta que "La filosofía académica actual se encuentra en un preocupante estancamiento. Pero eso no autoriza a proclamar su muerte, porque el ejercicio de filosofar no es un mero capricho de especialistas, sino una actividad propia a toda la especie humana" (Crisis y reconstrucción de la filosofía). Podemos decir que la filosofía es una de las actividades más humanas, porque responde a una necesidad intrínseca: la búsqueda de sentido. Este impulso nos lleva a mirar más allá de lo inmediato, a imaginar posibilidades, a cuestionar lo establecido y a crear nuevos horizontes. Filosofar no es un lujo ni una rareza; es una invitación permanente a participar en el diálogo más antiguo y universal de todos.

En esta era de triunfo de la ciencia y las tecnologías, muchos pensadores han declarado la "muerte" de la filosofía. Ludwig Wittgenstein, en su obra Tractatus Logico-Philosophicus, sugirió que la filosofía debía desaparecer como sistema de metafísicas especulativas, cediendo espacio a la ciencia y la lógica. Wittgenstein sostenía que muchos problemas filosóficos eran confusiones lingüísticas y que el rol de la filosofía era aclarar el lenguaje, no hacer afirmaciones sobre el mundo. Los positivistas lógicos, como Carnap y Ayer, argumentaron que la filosofía debía limitarse al análisis lógico del lenguaje y que los problemas metafísicos no eran más que pseudoproblemas. Según ellos, la ciencia era la única vía legítima de conocimiento, y lo que no podía ser verificado empíricamente era especulativo. El filósofo Friedrich Nietzsche también anticipó el declive de la filosofía tradicional, vinculada a la religión y la metafísica. Los filósofos contemporáneos han señalado que, con el triunfo de la ciencia, muchas preguntas filosóficas tradicionales parecen obsoletas, ya que carecen de base en la era del conocimiento empírico.

Mientras algunos críticos radicales consideran que la filosofía ha sido reemplazada por la ciencia, se contrargumenta que la ciencia misma tiene fundamentos filosóficos. Mario Bunge, en Entre dos mundos: Memorias, afirma: "La filosofía no ha muerto porque toda ciencia y toda práctica dependen de supuestos filosóficos, sean estos conscientes o inconscientes." Sin filosofía, no existirían conceptos como causalidad, objetividad o ética científica. Según Bunge, la filosofía sirve como crítica de los supuestos científicos y sociales. En Filosofía para médicos subraya: "Sin filosofía, la ciencia corre el riesgo de volverse dogmática o caer en el reduccionismo." Esto resalta la importancia de la filosofía como guardián crítico del conocimiento. Las decisiones éticas y los marcos epistemológicos que subyacen en campos como la biomedicina o la política dependen de la reflexión filosófica.

La corriente contraria a la vigencia de la filosofía surge de una percepción utilitaria y pragmática del conocimiento, promovida por el éxito de las ciencias naturales y las tecnologías aplicadas. Estos defensores sostienen que la filosofía ha perdido relevancia frente a los avances de las ciencias empíricas, que consideran más efectivas para resolver problemas prácticos y comprender el mundo. Argumentan que la ciencia moderna ha proporcionado respuestas a preguntas que antes eran dominio de la filosofía, como el origen del universo, la naturaleza de la materia o el funcionamiento del cerebro humano. A partir de la capacidad de las ciencias para producir resultados verificables y aplicables, muchos concluyen que las especulaciones filosóficas son innecesarias o irrelevantes. En El gran diseño, Stephen Hawking y Leonard Mlodinow sostienen que “La física moderna ha superado a la filosofía en la búsqueda del conocimiento. Los filósofos ya no están calificados para hablar de temas científicos.” En un mundo que prioriza resultados tangibles sobre reflexiones éticas o epistemológicas profundas, la filosofía puede parecer desconectada de la vida cotidiana. La filosofía contemporánea, especialmente en el ámbito académico, tiende a volverse técnica y abstracta, limitándose a debates especializados que parecen irrelevantes para problemas sociales o científicos más amplios.

Algunos críticos también asocian la filosofía con el relativismo y el escepticismo radical promovido por corrientes como el posmodernismo. Científicos como Richard Dawkins y Stephen Pinker han acusado a los posmodernos de socavar la búsqueda de la verdad objetiva, desprestigiando la filosofía. Dawkins, por ejemplo, señaló que "El posmodernismo ha hecho más daño al pensamiento que cualquier dogma religioso en la academia." El cientificismo del filósofo que mira a través de la ciencia, no es un sinónimo de desprecio por otras formas de conocimiento, sino una defensa de la ciencia como el camino más fiable para el entendimiento humano, especialmente frente a las tendencias irracionales que proliferan en la cultura contemporánea. En este sentido la acusación de "cientificismo" es frecuentemente una táctica de aquellos que prefieren las explicaciones no científicas, como las pseudociencias o las creencias religiosas. "El cientificismo no ha de ser motivo de vergüenza. Más ciencia, no menos, es lo que la sociedad necesita"(Mario Bunge). El cientificismo es una postura que no solo es válida, sino que es crucial para el progreso de la sociedad moderna, que necesita más, no menos, ciencia. Este enfoque científico debe ser aplicado a todos los campos, incluso aquellos donde tradicionalmente se ha intentado evitar su aplicación. “La ciencia debe trascender las fronteras que tradicionalmente se le han querido imponer. Defender a la ciencia no es motivo de vergüenza; es una necesidad para la sociedad moderna"(Bunge).

Karl Popper defendió que la filosofía y la ciencia comparten una característica esencial: ambas surgen y evolucionan a partir de problemas, y su progreso radica en tratar de resolverlos. Estos problemas, en muchos casos, son filosóficos en su origen y siguen siendo relevantes.

Popper también sostiene que problemas como la lógica, la ética o el lenguaje tienen raíces en preguntas proto-científicas. La filosofía no ha perdido relevancia; más bien se ha refinado para abordar problemas más generales y conceptuales. Para Popper, el pensamiento protocientífico no solo dio origen a la filosofía, sino que definió su naturaleza como búsqueda racional de respuestas a problemas fundamentales.

Aunque muchas disciplinas científicas nacieron de la filosofía, esta sigue siendo el espacio donde los problemas más amplios y fundamentales se reformulan. Lejos de ser un vestigio del pasado, la filosofía es el terreno donde los problemas originales de la humanidad encuentran nuevas formas de expresión y resolución, alimentando tanto la ciencia como nuestra comprensión de la realidad.

En cuanto a la “muerte de la filosofía” vinculada a Wittgenstein, se ha interpretado de manera selectiva. Aunque el Tractatus contribuyó a la deslegitimación de las grandes preguntas tradicionales, el pensamiento posterior de Wittgenstein devolvió a la filosofía un papel activo en la comprensión de los usos del lenguaje y la vida humana. La interpretación de que la filosofía ha muerto, en gran medida promovida por el Círculo de Viena y el positivismo lógico, fue criticada por pensadores como Carnap, quien afirmó que las proposiciones metafísicas no son proposiciones en absoluto, sino simplemente una mezcla de palabras. Alfred Ayer, por su parte, argumentó que la filosofía debía limitarse al análisis lingüístico.

La ironía de esta situación es que la filosofía analítica, que inicialmente intentó “matar” la filosofía tradicional, terminó proporcionándole las herramientas más sofisticadas para demostrar su vitalidad. Los métodos de análisis lógico y semántico, desarrollados por los primeros filósofos, no destruyeron la filosofía, sino que la transformaron profundamente, permitiendo abordar con rigor cuestiones sobre lenguaje, mente, ética y epistemología. Hoy, disciplinas como la filosofía de la ciencia, la ética aplicada y la filosofía política emplean estas herramientas para explorar cuestiones sustantivas, demostrando que la filosofía está más viva que nunca. Como afirma Mario Bunge: "La filosofía no se muere por delimitar su tarea, sino que encuentra en ello su fuerza y su verdad."

Lejos de estar relegada, la filosofía contemporánea se adapta y se transforma. La filosofía no ha muerto, sino que sigue siendo un componente esencial para la reflexión crítica, tanto en la ciencia como en la vida cotidiana., "No creo en filosofías eternas, perennes, creo que la filosofía es hacer permanentemente" (Bunge, Elogio de la curiosidad). La filosofía no es una disciplina muerta o estática, sino es un proceso continuo, dinámico, que se adapta y responde a los desafíos del presente. La filosofía no se ha quedado atrás frente al avance de la ciencia, como pretende Hawking, según comentamos líneas atrás, el cual dijimos sostiene que la ciencia ha reemplazado a la filosofía, al contrario, la filosofía lejos de ser irrelevante, sigue siendo fundamental para contextualizar, evaluar y dar sentido a los avances científicos y tecnológicos., en este sentido "La filosofía no ha muerto porque toda ciencia y toda práctica dependen de supuestos filosóficos, sean estos conscientes o inconscientes" (Bunge, Elogio de la curiosidad).

 Aunque la ciencia y la tecnología dominan muchos aspectos de la vida, la filosofía sigue siendo una brújula crítica que guía nuestras decisiones éticas y reflexiones sobre el significado de ser humanos en un entorno cada vez más digitalizado. Si bien la ciencia nos ofrece soluciones técnicas, la filosofía sigue siendo esencial para evaluar el impacto de los avances científicos y tecnológicos, proporcionando un marco ético en debates sobre inteligencia artificial, edición genética o cambio climático. En un mundo saturado de información, la filosofía sigue ayudando a distinguir entre conocimiento significativo y ruido, y ha encontrado espacios en ámbitos como la política, la educación y el liderazgo.

A favor de la Vigencia de la Filosofía, Mario Bunge dice "No hay escapatoria de la filosofía. Solo podremos evitar la mala filosofía si nos atenemos a la razón, a la ciencia y a la moral que manda disfrutar la vida y ayudar a vivir.". Aunque algunos vean la filosofía como irrelevante, está lejos de estar muerta. Más que nunca, la filosofía está viva, como una constante búsqueda de sentido en un mundo complejo.



* El tercer jueves del mes de noviembre se celebra el dìa Mundial de la Filosofìa

sábado, 14 de septiembre de 2024

EL CONCEPTO “LIBRE MERCADO”

  por Victor M. Oxley

El concepto de “libre mercado” es uno de esos, que muy bien son referenciados con la expresión de Wittgenstein “luchar contra el embrujo de nuestro entendimiento por medio del lenguaje”, pues este concepto es el caldo de confusiones de todo tipo.
No hay nada más traumático que discutir sobre ello, raya la vehemencia en algunos al sostener sus puntos de vista sobre tal idea.
El conocimiento científico es claro y preciso -sostiene Mario Bunge- pues la ciencia constituye una rebelión contra la superficialidad y vaguedad del sentido común, el conocimiento científico es comunicable, puesto que el lenguaje científico comunica información a quienes estén capacitados para entenderlo. Su comunicabilidad se posibilita mediante la precisión, que es una condición necesaria para la verificación de datos empíricos e hipótesis científicas.
Algunos enunciados pueden expresar “palabras con significado” proposicional, empírico, pero cuya combinación en una serie de enunciados que acarrean en lo fundamental sin-sentido lógico, según la sintaxis lógica del lenguaje. Así se daría el “surgimiento en el lenguaje ordinario de proposiciones carentes de sentido a partir de proposiciones con sentido” dice Rudolf Carnap.
Se puede aducir que 'el Ser es inmóvil' es un enunciado completamente bien estructurado, gramaticalmente hablando; pero solo se pueden calificar como proposiciones aquellas que son producto de la lógica, de la matemática o que pueden ser empíricamente comprobadas o, para Karl Popper, susceptibles a la falsación. Toda otra oración es una pseudoproposición.
Enunciados como "el Ser es inmóvil" o "la Nada nadea" -típicas de Martin Heidegger- parecen estar bien estructurados en una forma sujeto-predicado: "el Ser" y "la Nada" serían los sujetos de las dos frases; "es inmóvil" y "nadea" sus respectivos predicados. Sin embargo, 'Ser' y 'Nada' no son sujetos: uno es un verbo y el otro es un cuantificador.
El uso de la metáfora debe ser expurgado del lenguaje científico, pues la ciencia busca claridad y precisión en sus planteos y la metáfora se desempeña en los ámbitos de la ambigüedad y la vaguedad de la textura abierta del lenguaje.
La expresión “libre mercado”, metáfora con todo derecho, es una que muy bien se clasifica en lo que llamamos frase mal construida, son dos conceptos que unidos forman amalgama inescrutable, la una es ´propiedad´ o ´atributo´, y la otra pretende ser un ente socioeconómico.
Es una acepción común de los que usan el término, sostener que el libre mercado es un concepto de los auténticos del liberalismo político, y de aquí aducen que el Estado no debe obstaculizar o trabar los avatares del mercado, ahora ¿es el concepto libertad aplicable a un ente que no posea voluntad o capacidad de decidir como los seres humanos? La respuesta es un contundente no. El concepto libertad solo adquiere sentido con un complemento, es decir libertad “de” o libertad “para”, así que si queremos darle un poquito de mayor sentido a la expresión deberíamos de decir “libre de constricciones en el mercado” o “libre para efectuar transacciones”, “libre de regulaciones”, “libre para ofertar” etc. Los estados modernos se encuentran regulados por leyes, así que partiendo de ello es imposible que el mercado esté desregulado (es decir “libre” metafóricamente hablando), así que si convertimos la expresión libre mercado y decimos mercado desregulado surge otra realidad bastante desnuda en intenciones de distintas clases, algunos podrán tener carta libre para operar bajo todo tipo de excesos u otros vaya uno a saber qué ganas o fin moverá. El libre mercado en boca de algunos es auténtica irracionalidad romántica. Tal vez la expresión de libre mercado tenga otras formas de entenderse, como partiendo que el liberalismo clásico es de un fuerte tono individualista, debiéramos interpretar la frase como la libertad del individuo para accionar dentro de un mercado, ahora como que los que abogan por una desregulación del mercado se refieren al Estado y no a los individuos podríamos replantear el sentido de la expresión en una oposición dirigentista o planificadora del Estado en cuanto el desarrollo de su economía. Y así podemos ir ad infinitum buscándole sentido a la expresión…
Donald Davidson desestima la capacidad de las metáforas para vehiculizar conocimiento, éstas "significan lo que significan las palabras, en su interpretación más literal y nada más", la metáfora sólo produce efectos subjetivos y no de contenidos, la metáfora no provee información del mundo. Davidson, comenta que "insinúa muchas cosas que van más allá del significado literal de las palabras, pero insinuación no equivale a significado".
Karl Popper denominó mito del marco común a que la sostenibilidad y el éxito de un debate dependen de que los participantes en la discusión compartan un marco conceptual común, unos supuestos básicos, si la situación fuese distinta a lo señalado, ya saben lo tortuoso que se convierte el pseudo debate.



miércoles, 21 de agosto de 2024

TRANSPARENCIA Y CONTROL ELECTORAL: UTILIZACIÓN DE DATOS ESTRUCTURADOS Y HERRAMIENTAS ESTADÍSTICAS

                                                                                                por Victor Oxley

La transmisión de resultados electorales preliminares (TREP) se realiza sobre la marcha del conteo fundado en la lectura de las actas de votación dadas en las mesas, trasmitidas estas a una central en donde se cargan los datos, que luego se dan a publicidad.

Dado este procedimiento, no vemos dificultad alguna que la carga de datos también se realice en una base de datos estándar sobre la marcha y acompañando al proceso del TREP.

Así como los datos del TREP se comunican, muy bien puede ponerse a disposición la base de datos a medida que esta se va construyendo con los datos que se van cargando en ella.

Los registros electorales pueden organizarse en bases de datos y utilizarse de manera efectiva si se estructuran en formatos estándar para programas estadísticos. Al convertir los registros en formatos como CSV, Excel o archivos SPSS, se facilita su análisis mediante herramientas estadísticas. Esto permite realizar evaluaciones precisas, detectar anomalías y asegurar la integridad de los resultados electorales, mejorando así la transparencia y la confianza en el proceso electoral.

Una base de datos con todos los registros de una elección nacional puede ser analizada mediante técnicas de minería de datos para localizar anomalías en sus estructuras. Estas técnicas permiten identificar patrones inusuales que podrían sugerir irregularidades o fraudes.

Los métodos comunes utilizados son por ejemplo la detección de outliers, es decir la identificación de valores atípicos o desviaciones en los datos que no siguen la tendencia general. Esto podría incluir un número anormalmente alto o bajo de votos en ciertas regiones. El análisis de consistencia, que es la comparación de los resultados de la votación entre diferentes niveles (por ejemplo, entre centros de votación y distritos) para detectar inconsistencias que podrían indicar manipulación. Se podrían hacer uso de algoritmos como redes neuronales o árboles de decisión para clasificar los resultados de la votación y predecir comportamientos esperados. Las desviaciones significativas de estas predicciones podrían indicar problemas. Los análisis de clústeres para identificar regiones con comportamientos de votación similares. Las áreas que no encajan bien en estos clusters podrían ser sospechosas. La evaluación de los datos a lo largo del tiempo, como la secuencia de la recepción de votos, para identificar patrones que no deberían ocurrir de forma natural.

El cálculo de probabilidades también aporta una gran claridad al analizar tendencias o patrones en los registros de una base de datos de una elección. Al aplicar la teoría de probabilidad, se pueden evaluar si ciertos resultados observados son plausibles dentro de un marco estadístico o si presentan indicios de irregularidades. La probabilidad condicional puede utilizarse para analizar la probabilidad de ciertos eventos dados otros eventos. Por ejemplo, la probabilidad de que un cierto porcentaje de votos sea para un candidato dado el comportamiento histórico de la región o el comportamiento de otras regiones similares. Se pueden establecer hipótesis nulas y utilizar pruebas estadísticas para determinar si las diferencias observadas en los datos son lo suficientemente grandes como para rechazar la hipótesis nula a favor de una hipótesis alternativa (por ejemplo, "hubo manipulación de votos"). Los modelos Bayesianos se pueden aplicar para actualizar las probabilidades de ciertos eventos (como la ocurrencia de fraude) a medida que se obtienen nuevas evidencias. Este enfoque puede ser útil para integrar múltiples fuentes de información. El análisis de regresión permite modelar la relación entre variables y calcular la probabilidad de observar ciertos resultados. Por ejemplo, si la relación entre el tamaño de un centro de votación y los resultados de un candidato no sigue la tendencia esperada, esto puede señalar un problema. El cálculo de probabilidades es una herramienta poderosa para evaluar la plausibilidad de los patrones observados y puede ayudar a identificar irregularidades que podrían no ser evidentes a simple vista.

Estas técnicas ayudan a identificar irregularidades que luego pueden ser investigadas más a fondo para determinar si hubo algún tipo de manipulación o error en la elección.

El análisis estadístico de los registros electorales se ha vuelto una herramienta importante para promover la transparencia y la integridad en los procesos electorales en varios países. A través de técnicas como la aplicación de la Ley de Benford, pruebas de hipótesis, y otros métodos estadísticos, se pueden detectar irregularidades y posibles fraudes, lo que refuerza la confianza pública en los resultados electorales. La incorporación del análisis estadístico en los procesos electorales ha sido fundamental para aumentar la transparencia y legitimidad de las elecciones en muchos países. Además de ser una herramienta de detección de fraudes, este tipo de análisis sirve para fortalecer la confianza pública y asegurar que los resultados reflejen verdaderamente la voluntad del electorado.

Ahora es infranqueable la valla de aquella realidad en la que la efectividad de estas prácticas depende en gran medida de la transparencia del proceso electoral en su totalidad, el acceso a los datos, y la voluntad política de investigar y actuar sobre los hallazgos estadísticos. En este sentido la propuesta de que un acceso directo a base de datos proveídas en simultáneo a la carga del TREP por parte del TSJE aportaría mayor transparencia a unos comicios oficiales.





sábado, 10 de agosto de 2024

LA FALACIA DE LOS BAJOS COSTOS LABORALES Y LA CAPTACIÓN DE INVERSORES EXTRANJEROS

                                                                             por Victor M. Oxley

En un contexto globalizado y altamente competitivo, como lo es el mundo hoy, la decisión de inversión de las empresas extranjeras no se basa únicamente en la reducción de costos laborales, sino en una combinación de factores que incluyen la calidad de los recursos humanos disponibles en el país receptor.

El discurso político local, que promueve la inversión a través de los bajos costos laborales es simplista y no refleja la complejidad de lo que los inversores buscan. Es una verdadera falacia. Si bien es cierto que los costos laborales más bajos son un atractivo considerable, este factor por sí solo no garantiza que nuestro país sea una opción viable para la inversión industrial. Los inversores buscan más que solo una mano de obra barata; también valoran la calidad de la fuerza laboral, especialmente en sectores que requieren habilidades técnicas avanzadas.

La calidad de los recursos humanos es esencial para el éxito de proyectos industriales complejos. Ingenieros y técnicos altamente capacitados no solo aportan habilidades técnicas, sino que también contribuyen a la innovación, la eficiencia operativa y la resolución de problemas. La falta de personal calificado contrarresta los beneficios de los bajos costos laborales, afectando negativamente la productividad y la calidad del trabajo.

Contar con ingenieros y técnicos de primer nivel en nuestro país sediento de inversores, debería de ofrecer varias ventajas significativas. La disponibilidad de talento local elimina la necesidad de trasladar ingenieros y técnicos desde los países de origen para los inversores. Esto no solo reduce los costos de reubicación, sino que también evita los gastos asociados con los salarios más altos de personal expatriado. El costo de empleo de personal calificado sería más bajo en nuestro país, que en los países originarios desarrollados. Este ahorro en costos salariales es significativo y mejora la rentabilidad de las inversiones. El personal paraguayo que de principio ya estaría familiarizado con el entorno y las condiciones del mercado local, facilitaría una transición más rápida y eficiente. Esto aceleraría la puesta en marcha de proyectos y reduciría el tiempo necesario para alcanzar la plena operatividad.

La presencia de trabajadores calificados en nuestro propio entorno contribuye al desarrollo de un ecosistema de habilidades y conocimiento local. Esto no solo beneficia a la empresa inversora, sino que también atraerá más inversiones y fomentará la innovación interna. El contratar personal local evita complicaciones asociadas con visados y permisos de trabajo, simplificando el proceso administrativo para las empresas extranjeras.

El desarrollo económico robusto y sostenido de un país no depende únicamente de factores simples como los costos laborales bajos, hay que ser realistas y no caer en la falacia simplista. Uno de los elementos más críticos, a menudo subestimado, es la calidad de la fuerza laboral técnica y profesional, particularmente en áreas clave como la ingeniería y las técnicas especializadas, como lo subrayamos líneas atrás. Ahora, en este contexto, la educación matemática rigurosa juega un papel fundamental. Sin una base sólida en educación matemática, nuestro país enfrenta grandes desafíos para atraer inversiones industriales significativas que impulsen un verdadero desarrollo económico. Ingenieros y técnicos altamente capacitados son el corazón de las industrias avanzadas y tecnológicas. Estos profesionales no solo manejan los aspectos técnicos de la producción y la innovación, sino que también impulsan la competitividad y la eficiencia en la industria. Para que nuestro país pueda atraer inversiones que generen un desarrollo económico significativo, necesita una fuerza laboral que posea habilidades técnicas avanzadas y una formación rigurosa en matemáticas y ciencias.

La ingeniería moderna, la investigación y el desarrollo, y la producción industrial de alta tecnología dependen en gran medida de la capacidad de resolver problemas complejos y de aplicar conceptos matemáticos avanzados. Sin una educación matemática sólida, los futuros ingenieros y técnicos no estarán equipados para enfrentar los desafíos técnicos y científicos que las industrias avanzadas requieren.

La educación matemática rigurosa forma la base para el desarrollo de habilidades analíticas y de resolución de problemas. Ingenieros y técnicos bien formados en matemáticas tienen una ventaja en la aplicación de principios científicos y tecnológicos, lo cual es esencial para la innovación y la mejora continua en la industria. Un sólido conocimiento matemático permite a los profesionales diseñar, analizar y optimizar procesos y sistemas complejos, que son cruciales para las industrias de alta tecnología y manufactura avanzada. Además, una educación matemática rigurosa fomenta habilidades en análisis de datos, modelado predictivo y optimización, áreas que son cada vez más importantes en un mundo industrializado y digitalizado. Estos conocimientos son esenciales para el desarrollo de tecnologías innovadoras y la gestión eficiente de recursos en las industrias modernas.

La ausencia de ingenieros y técnicos bien formados en educación matemática tiene consecuencias graves para el desarrollo económico de nuestro país. Sin una base sólida en habilidades técnicas avanzadas, el país enfrenta dificultades para atraer inversiones en sectores industriales que requieren alta competencia técnica y científica como ya lo dijimos. Las empresas inversoras, especialmente aquellas en industrias de alta tecnología y manufactura avanzada, buscan países que ofrezcan un entorno con personal altamente calificado para garantizar la viabilidad y el éxito de sus proyectos.

Un país como el nuestro, que carece de una clase nutrida de profesionales competentes en ingeniería y tecnología, formados con una educación matemática rigurosa, está en riesgo de quedar relegado a industrias menos sofisticadas y menos innovadoras. Esto limita el potencial de crecimiento económico y la capacidad de participar en cadenas de valor globales de alto valor añadido.

Para atraer industrias que realmente impulsen un fuerte desarrollo económico, es crucial que debamos invertir en nuestro sistema educativo, particularmente en áreas relacionadas con la ingeniería y las ciencias matemáticas. Establecer programas educativos que proporcionen una formación técnica avanzada y rigurosa, junto con una educación matemática sólida, sentara las bases para una fuerza laboral competitiva y capaz de afrontar los desafíos de las industrias modernas.

Las alianzas entre instituciones educativas y el sector industrial pueden ayudar a alinear los programas de formación con las necesidades del mercado, asegurando que los graduados estén preparados para contribuir efectivamente al desarrollo económico. Además, políticas que promuevan la inversión en educación técnica y científica generaran un ciclo positivo donde la calidad de los recursos humanos atraerá inversiones que a su vez fomentaran un crecimiento económico robusto.

La calidad de los ingenieros y técnicos, formados a través de una educación matemática rigurosa, es un factor decisivo para atraer inversiones industriales que impulsen un verdadero desarrollo económico en nuestro país. La ausencia de una base sólida en estas áreas nos limita la capacidad para competir en la economía global y atraer inversiones que generen crecimiento y prosperidad. Por lo tanto, invertir en una educación técnica y matemática de alta calidad es esencial para construir un futuro económico fuerte y sostenible.

Una buena formación matemática desde la escuela básica es esencial para allanar el camino hacia estudios de ingeniería. Esta base sólida en matemáticas no solo facilita el acceso a carreras técnicas avanzadas, sino que también es fundamental para el desarrollo de profesionales que impulsan la industrialización, el motor principal para el crecimiento del PIB de un país.  Las profesiones de ingeniería y áreas relacionadas representan el insumo principal de la industrialización, que a su vez es clave para un crecimiento económico robusto. La industrialización no solo mejora la capacidad productiva de un país, sino que también contribuye a una mejor distribución de la riqueza. A medida que el país avance en la industrialización, se creará un entorno propicio para la mejora del índice de producto per cápita, elevando así el nivel de vida general y promoviendo una mayor equidad económica.