Por Victor M. Oxley
La comunicación, y el lenguaje como su instrumento, son
fundamentales para el mantenimiento y buen funcionamiento de la democracia. En
una democracia, los ciudadanos deben estar informados sobre los temas y
políticas para participar de manera efectiva. La comunicación clara y accesible
permite que las personas comprendan los asuntos públicos, las propuestas de
política y los candidatos, facilitando una participación informada en el
proceso democrático. La democracia se basa en el debate abierto y la
deliberación. La capacidad para discutir y argumentar diferentes puntos de vista
de manera constructiva es esencial para llegar a decisiones políticas equilibradas
y representativas. La comunicación efectiva entre los funcionarios públicos y
los ciudadanos es crucial para la transparencia y la rendición de cuentas. Los
ciudadanos deben poder entender las decisiones del gobierno, los procesos y las
justificaciones detrás de las políticas públicas.
El analfabetismo tiene un impacto significativo en la
sociedad, y el precio que se paga socialmente es de los más altos. El analfabetismo perpetúa la desigualdad y la
pobreza. Las personas analfabetas tienen menos oportunidades de acceder a
empleos bien remunerados, lo que las mantiene en un ciclo de pobreza. Las
personas analfabetas tienen menos acceso a información sobre salud, prevención
de enfermedades y servicios médicos. Esto puede resultar en tasas más altas de
enfermedades prevenibles y mortalidad. La alfabetización es clave para la
participación cívica y democrática. Una fuerza laboral con bajos niveles de
alfabetización es menos productiva, lo que afecta negativamente el crecimiento
económico. Las empresas también enfrentan mayores costos de capacitación y
menor eficiencia. El analfabetismo limita el acceso a la cultura y a la
educación continua, lo que afecta el desarrollo personal y profesional de los
individuos y reduce el capital cultural de la sociedad en su conjunto. Los
ciudadanos analfabetos tienen menos capacidad para comprender sus derechos y
deberes, lo que limita su participación en la vida política y social del país.
Gran parte de los comunicados e informaciones que se
dan y circulan en la sociedad, se dan por citarlos, por ejemplo, en que los
gobiernos a menudo publican estadísticas sobre la tasa de desempleo, inflación,
crecimiento del PIB, déficit fiscal y otros indicadores económicos. Así es común
leer o escuchar por los medios expresiones tipo, “la tasa de desempleo en el
país se redujo al 5% en el último trimestre", "la tasa de homicidios
ha disminuido un 10% en el último año gracias a las nuevas políticas de
seguridad", "el 85% de la población ha sido vacunada contra la gripe
este año", "el 60% de los encuestados apoya la nueva propuesta de
reforma educativa". Los candidatos políticos a menudo utilizan
estadísticas para respaldar sus promesas y planes, así afirman "reduciremos
la pobreza en un 20% en los próximos cuatro años", "desde la
implementación de la política X, hemos visto una disminución del 15% en la
pobreza infantil". Los profesionales o científicos suelen informar, por
ejemplo, "el nuevo fármaco ha demostrado ser efectivo en el 90% de los
pacientes con una reducción significativa de los síntomas", "la tasa
de mortalidad por cáncer de mama ha disminuido un 25% en la última década",
"fumar aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas en un 50%", "el
estudio encontró que el tratamiento experimental reduce los síntomas de la
enfermedad en un 40% más que el tratamiento estándar", "las emisiones
de CO2 han aumentado un 30% en los últimos 20 años", "el 70% de la población
vive en áreas urbanas" etc.
La estadística es una de las áreas del conocimiento
más importantes en la actualidad debido a su amplio rango de aplicaciones y su
capacidad para transformar datos en información útil para la toma de
decisiones. Las empresas utilizan análisis estadísticos para comprender el
comportamiento del consumidor, optimizar operaciones y mejorar estrategias de
marketing. Los gobiernos emplean estadísticas para formular políticas, evaluar
programas y distribuir recursos. Por ejemplo, la distribución de fondos para la
salud pública se basa en estadísticas sobre prevalencia de enfermedades y
necesidades de la población. En medicina y salud pública, la estadística es
fundamental para diseñar estudios clínicos, analizar datos de pacientes y
evaluar la efectividad de tratamientos, así los ensayos clínicos utilizan
estadísticas para determinar la eficacia y seguridad de nuevos medicamentos. Los
investigadores en sociología, economía, psicología y otras disciplinas usan
métodos estadísticos para estudiar comportamientos, tendencias y relaciones
sociales. Por ello las encuestas de opinión pública emplean técnicas
estadísticas para interpretar actitudes y preferencias de la población. La
estadística es la base de muchos algoritmos de inteligencia artificial y
aprendizaje automático, que dependen de grandes volúmenes de datos. Los
sistemas de recomendación en plataformas como Netflix y Amazon utilizan
análisis estadísticos para personalizar las recomendaciones de contenido. Con
el aumento de la cantidad de datos disponibles, las técnicas estadísticas son
esenciales para extraer información valiosa de grandes conjuntos de datos, por
ello es necesario que las redes sociales analicen datos de usuario para
detectar tendencias y medir el impacto de campañas publicitarias. Las técnicas
estadísticas son utilizadas para el control de calidad y la mejora continua de
procesos, de aquí que las empresas manufactureras emplean el control
estadístico de procesos (SPC) para reducir la variabilidad y mejorar la calidad
del producto. Las estadísticas se utilizan para evaluar el rendimiento
académico de estudiantes, programas educativos y sistemas escolares. Esto como
resultado de que las pruebas estandarizadas emplean análisis estadísticos para
medir y comparar el rendimiento de los estudiantes a nivel nacional e
internacional. En todas las disciplinas académicas, la estadística es una
herramienta clave para el análisis y la interpretación de datos de
investigación.
La estadística es una herramienta poderosa que permite
transformar datos en conocimiento. Su importancia en la toma de decisiones
informadas, la investigación y desarrollo, la tecnología, el control de calidad
y la educación la convierten en una de las áreas del conocimiento más
relevantes y dinámicas en el mundo actual. La capacidad para interpretar y
aplicar estadísticas de manera efectiva es esencial para el progreso en casi
todos los campos del conocimiento y la industria.
Existe una dimensión muy especial del analfabetismo.
Esta es conocida por “anumerosidad” o analfabetismo numérico, se refiere a la
falta de habilidades básicas en matemáticas y la incapacidad para comprender y
utilizar conceptos numéricos en la vida cotidiana. Las personas con bajos
niveles de habilidades matemáticas tienen menos oportunidades de acceder a
empleos bien remunerados, lo que perpetúa la desigualdad y la pobreza. Las
habilidades numéricas son fundamentales para muchos trabajos, y la falta de
estas habilidades limita las oportunidades laborales. La anumerosidad afecta la
capacidad de las personas para gestionar sus finanzas personales, lo que puede
llevar a endeudamiento, falta de ahorro y decisiones financieras poco
informadas. Esto incrementa la vulnerabilidad económica de los individuos y las
familias. La comprensión de conceptos numéricos es crucial para tomar
decisiones informadas sobre la salud, como entender dosificaciones de
medicamentos, leer etiquetas nutricionales y seguir instrucciones médicas. La anumerosidad
puede resultar en un manejo deficiente de la salud personal y familiar. La
capacidad para interpretar datos estadísticos y gráficos es esencial para la
participación cívica informada. La anumerosidad puede limitar la capacidad de
los ciudadanos para comprender temas sociales, políticos y económicos,
afectando su participación en la democracia. Una fuerza laboral con bajos
niveles de habilidades numéricas es menos productiva y eficiente, lo que afecta
negativamente el crecimiento económico. Las empresas enfrentan mayores costos
de capacitación y menor competitividad.
El analfabetismo probabilístico, como caso especial de
anumerosidad, se refiere a la falta de habilidades para comprender y utilizar
conceptos relacionados con la probabilidad y el riesgo. En las sociedades
democráticas, este tipo de analfabetismo tiene un impacto significativo y
conlleva un alto costo social. Esto es así, pues las personas analfabetas en
términos probabilísticos pueden tener dificultades para comprender riesgos y
beneficios asociados con tratamientos médicos, vacunas y otros procedimientos
de salud. Esto puede llevar a decisiones de salud mal informadas, como evitar
vacunas o tratamientos necesarios. La comprensión de la probabilidad es crucial
para la toma de decisiones financieras, como inversiones, seguros y
planificación de jubilación. La falta de estas habilidades puede resultar en
malas decisiones financieras, pérdida de ahorros y endeudamiento. Los
ciudadanos necesitan comprender la probabilidad y el riesgo para evaluar
políticas públicas, interpretaciones de datos y resultados de investigaciones.
El analfabetismo probabilístico limita la capacidad de los ciudadanos para
tomar decisiones informadas sobre temas sociales y políticos, lo que puede
afectar la calidad de la democracia. Las personas con bajos niveles de
alfabetización probabilística pueden tener percepciones distorsionadas del
riesgo, lo que puede llevar a miedos irracionales o a la subestimación de peligros
reales. Esto afecta su comportamiento y decisiones en la vida cotidiana, como
en la conducción, el uso de productos de consumo y la seguridad personal. Los
medios a menudo presentan información estadística y probabilística. La falta de
habilidades para interpretar correctamente esta información puede llevar a la
desinformación y a la manipulación de la opinión pública.
Un conocimiento básico del cálculo de probabilidades
es esencial para que los ciudadanos puedan utilizar su razonamiento de manera
efectiva y evitar ser engañados. Por ejemplo, comprender las probabilidades
ayuda a los ciudadanos a tomar decisiones informadas sobre su salud; así al
evaluar si deben vacunarse, las personas necesitan entender el riesgo relativo
de efectos secundarios versus el beneficio de protección contra una enfermedad.
Evaluar probabilidades puede ayudar a las personas a tomar decisiones más
seguras en su vida diaria. Los medios a menudo presentan estadísticas sobre
eventos y tendencias. Un conocimiento básico de probabilidades ayuda a los
ciudadanos a interpretar correctamente esta información, pues comprender que
una encuesta con un margen de error del 3% significa que los resultados podrían
variar en ese rango. Conocer las probabilidades de ganar en juegos de azar
puede ayudar a evitar expectativas irreales y pérdidas financieras, ya que entender
que las probabilidades de ganar la lotería son extremadamente bajas sitúan en
el campo de la realidad a las personas. Comprender las estadísticas y
probabilidades detrás de las políticas públicas permite una evaluación crítica
y racional de las propuestas políticas.
El conocimiento de probabilidades es fundamental para
una ciudadanía informada y racional. Equipar a las personas con habilidades
básicas en esta área les permite tomar decisiones más informadas, evitar
engaños y evaluar críticamente la información que reciben en diversos aspectos
de la vida. Promover la educación en probabilidades es esencial para el
bienestar individual y colectivo en una sociedad democrática.
El precio social que se paga por este déficit de
anumerosidad en general, y en particular probabilística, se traduce en costos
de salud pública, como volvemos a repetir, pues muchas de las malas decisiones
de salud basadas en una mala comprensión de la probabilidad pueden incrementar
los costos de salud pública debido a enfermedades prevenibles y tratamientos
innecesarios. También en el ámbito financiero, la falta de habilidades
probabilísticas puede contribuir a crisis financieras personales y, en una
escala mayor, a crisis económicas si una parte significativa de la población
toma decisiones financieras pobres. La incapacidad para evaluar correctamente
la información probabilística puede hacer a las personas más susceptibles a la
desinformación y a la manipulación. Esto puede llevar a una mayor polarización
y a la adopción de creencias infundadas. Los votantes que no comprenden la
probabilidad pueden apoyar políticas basadas en creencias erróneas sobre el
riesgo y el beneficio, lo que puede resultar en la implementación de políticas
ineficaces o dañinas. La falta de comprensión de cómo se calculan y comunican
los riesgos puede llevar a una desconfianza en las instituciones científicas y
gubernamentales, lo que puede afectar negativamente la cooperación y el
cumplimiento de las políticas públicas.
La relación entre la formación matemática y el
comportamiento cognitivo de los adultos ha sido estudiada ampliamente. La falta
de habilidades y comprensión en razonamiento y generalizaciones matemáticas puede
llevar a conductas inseguras en el razonamiento adulto, afectando la capacidad
para tomar decisiones informadas y asumir conclusiones con confianza.
El entrenamiento en geometría, por ejemplo, y
habilidades deductivas tiene un impacto significativo en el desarrollo del
razonamiento lógico y la capacidad para asumir conclusiones generales. Trabajos
de Piaget e Inhelder (1967) han mostrado que el razonamiento geométrico está
estrechamente vinculado con el desarrollo cognitivo general. El entrenamiento
en geometría ayuda a los individuos a desarrollar estructuras cognitivas que
facilitan el pensamiento lógico y la deducción. Un estudio de Nunes et al.
(2007) encontró que los estudiantes con una formación sólida en geometría y
habilidades deductivas muestran una mayor confianza en sus capacidades
cognitivas y son más propensos a asumir sus conclusiones en diversos contextos,
incluyendo situaciones académicas y prácticas. La capacidad para aplicar
principios geométricos y deducir conclusiones generales es fundamental en
campos como la ingeniería, la física y las matemáticas avanzadas. El
entrenamiento en geometría prepara a los individuos para enfrentar y resolver
problemas complejos con mayor seguridad y precisión.
La capacidad de razonamiento en adultos puede verse
afectada por la falta de entrenamiento en ciertos campos específicos, como la
geometría y la demostración de teoremas. La geometría, en particular, requiere
una habilidad especial para entender y aplicar conceptos abstractos y
estructuras lógicas. Cuando un adulto no ha desarrollado habilidades en
razonamientos deductivos, puede sentirse inseguro al generalizar o aplicar
principios matemáticos a nuevas situaciones. Esto se debe a que la habilidad
para generalizar a partir de ejemplos específicos y demostrar teoremas depende
de una comprensión profunda de los conceptos subyacentes y la práctica en su
aplicación. La inseguridad en esta área puede ser mitigada con entrenamiento y
práctica en la resolución de problemas y demostraciones geométricas, así como
con el desarrollo de habilidades generales en pensamiento crítico y lógica.
Un Estado que no invierte en la formación matemática
de su ciudadanía enfrenta serias consecuencias que afectan la calidad
democrática y el bienestar general.
El analfabetismo probabilístico tiene profundas
implicaciones para las sociedades democráticas. Abordar este problema requiere
una educación mejorada en matemáticas y estadística desde una edad temprana,
así como programas de alfabetización estadística para adultos. Mejorar la
comprensión de la probabilidad y el riesgo entre los ciudadanos es crucial para
tomar decisiones informadas, tanto a nivel personal como colectivo, y para
fortalecer la calidad de la democracia y la cohesión social.
Invertir en la formación matemática de la ciudadanía
no solo mejora la calidad de vida de los individuos, sino que también fortalece
la democracia y la economía. Un electorado bien informado y capaz de
interpretar datos y estadísticas está mejor equipado para tomar decisiones
racionales y fundamentadas, resistir la manipulación y contribuir a una
sociedad más justa y equitativa. Por lo tanto, la falta de inversión en
educación matemática representa un costo significativo para el Estado en
términos de cohesión social, calidad democrática y desarrollo económico.