martes, 9 de julio de 2024

FUNDACIÓN DEL PARTIDO LIBERAL EN EL PARAGUAY. IDEOLOGÍA Y FILOSOFÍA

                                                                            Dr. Victor Oxley/victoroxley@gmail.com

Comunicación presentada en el acto organizado por el presidente del PLRA Dr. Hugo Fleitas y autoridades del partido, bajo la denominación de “Conferencia sobre la Historia del Liberalismo Paraguayo”, realizada el lunes 8 de julio en el Centro Mayor Galería de arte.

El origen del Partido Liberal paraguayo se remonta a los memorables debates parlamentarios que tuvieron lugar a partir de 1880 en las cámaras del Congreso Nacional. En estos debates cívicos destacaron figuras como los senadores Cirilo Solalinde, Antonio Zayas, Francisco Soteras entre otros, así como los diputados Antonio Taboada, José María Fretes e Ignacio Ibarra. En la prensa, periodistas como José de la Cruz Ayala (Alón), Cecilio Báez, Fabio Queirolo, y muchos más, se destacaron con sus escritos. Durante el período entre 1880 y 1886, la integración de parlamentarios y periodistas, junto con grupos como la "Sociedad de Artesanos del Paraguay", la Escuela de Derecho y el Colegio Nacional de la Capital, dieron origen al Partido Liberal en Paraguay.

Después de la devastadora guerra contra la Triple Alianza, Paraguay se enfrentó a un proceso de reconstrucción. En este contexto, surgieron líderes militares y civiles que buscaban consolidar el poder y estabilizar el país. La influencia de los líderes militares que participaron en la guerra moldeó la cultura política hacia una tendencia autoritaria y centralizada. Este grupo de caudillos, que posteriormente formaría parte de la élite política, se enfocó en mantener el control en la capital a favor de una élite estrechamente ligada al ejército. Hubo una represión significativa de la oposición política y una resistencia marcada a cualquier reforma que pudiera alterar la distribución del poder o la estructura social existente. En las elecciones de junio de 1887 en Villarrica, un gran fraude a favor del Gral. Bernardino Caballero marcó un punto crítico. Este evento destruyó el optimismo de la oposición de alcanzar el poder democráticamente y los impulsó a organizarse. El Centro Democrático, firmó su acta constitucional el 10 de julio de 1887, y esta fecha es considerada el inicio oficial del Partido Liberal en Paraguay. Varios líderes del naciente Partido Liberal enfatizaban la lucha por la preservación del patrimonio fiscal, la educación popular y la democracia representativa. Taboada instaba a defender el patrimonio fiscal y la educación, mientras que Ibarra destacaba el papel del Centro Democrático como partido de oposición que buscaba justicia y orden. Ayala prometía devolver tierras a los campesinos, establecer escuelas y asegurar libertad electoral, llamando a unirse en defensa de los derechos civiles y las causas justas del pueblo. En los comicios de 1890 volvería el fantasma del fraude. Definitivamente por las urnas jamás se alternaría el poder. Esto llevaría a cambiar la estrategia de no ir por la revolución de las urnas y sí por la de las armas, con el saldo negativo de la trunca revolución del 18 de octubre de 1891.

El Dr. Cecilio Báez esgrimía palabras y argumentos muy duros en contra de las voluntades republicanas de los colorados que han ejercido los gobiernos hasta esos primeros años del siglo XX. Como intelectual de primera línea e ideólogo en igual cumbre prescribirá en los puntos principales, del ideario-programa de 1902 del partido Liberal lo que sigue: 

        “El Partido Liberal, organizado en cuerpo político, tiene por objeto realizar los grandes propósitos consignados en el Preámbulo de la Constitución Nacional. Organizar la libertad es crear               instituciones a propósito, que garanticen los derechos individuales, es decir, el libre ejercicio de las facultades del hombre. Organizar la libertad es señalar lindes a la autoridad y señalar al ciudadano sus deberes y derechos, entre cuales sirve de base a todo el sistema, el derecho del sufragio. El Partido Liberal asume la responsabilidad de establecer un sistema electoral, con arreglo a los                 principios más avanzados, destinado a hacer efectiva la verdad del sufragio. El Partido Liberal debe ayudar eficazmente a todas las industrias lícitas creadas o por crearse en el país, en tanto que no afecten los intereses del consumidor, y al mismo tiempo, fomentar el espíritu de solidaridad nacional. Se compromete el Partido Liberal a reformar las leyes de tierras públicas, evitando la formación de latifundios o sea el acaparamiento en pocas manos de vastas extensiones de terrenos improductivos, y, asimismo, propender a que cada habitante tenga su solar suficiente para su hogar y el desarrollo de sus actividades, y que el Estado posea en todo tiempo tierras disponibles para los ciudadanos del porvenir y para la colonización. El Partido Liberal va a promover la acción combinada del Estado y de los  particulares para la realización de obras  públicas, que requiere el desarrollo  progresivo del país; tender a que la  educación común consista en la  enseñanza de la moral y en la elevación de los sentimientos, encaminándolos a despertar en el ciudadano hábitos de trabajo, de orden y de economía; a metodizar y morigerar sus costumbres, fortificar su carácter, estimular su amor a la patria y a sus instituciones, así como fomentar el espíritu de solidaridad nacional”.

La revolución armada, exitosa de 1904, derroca al Presidente Juan Gualberto González. Pero las discrepancias y oposiciones, a que conformen colorados el gabinete por parte del ala “radical” del liberalismo, ante los “conservadores “cívicos”, aleja a estos. En 1908 la revolución radical triunfante, empieza una nueva etapa en la política nacional, con acciones que buscan modernizar al país al calor del credo radical liberal. Podemos señalar que en el año de 1916 se modifica el Estatuto del Partido Liberal. Este fue redactado por el Dr. Eusebio Ayala. Justo Pastor Benítez recuerda que llega al Partido Liberal en 1916. En ese año dice: 

“ingresamos al Partido Liberal cerca de cuarenta jóvenes, con un caudal de ideas sociales, con preocupaciones que superaban el esquema individualista del siglo decimonónico”.  En otra parte también recuerda que en ese grupo “[…] figuraban poetas como Molinas Rolón y Ortíz Guerrero; Lisandro Díaz León y Federico García eran marcadamente socializantes […]”.  

En 1919, Justo Pastor Benítez –quien sostenía lucidamente que 

"un partido es una comunidad de ideales, y no un eslabonamiento de vínculos comunes de dependencia"- es uno de los redactores de un “ideario-programa” 

que luego será el programa del Partido Liberal cuando es candidato Eligio Ayala. El Dr. Benítez, doctrinariamente hablando se entendía muy bien con Eligio Ayala.  El ideario del año 1919 proponía posiciones políticas de avanzada para su época, y aunque fue resistido como es natural por algunos referentes más viejos del partido, con el tiempo se fue adoptando como programa de gobierno del Partido Liberal.  Ya al empezar, en el subcapítulo dedicado a los partidos políticos, anuncia que es la hora ―en que los antiguos valores, arrastrados por el tiempo, ceden su lugar a nuevas fuerzas, y dice explícitamente más adelante que 

"los partidos necesitan hoy programas definidos, no vagos preceptos de justicia y libertad. La política ha perdido su carácter genérico para adquirir otro más específico y concreto. La política contemplativa y liberal cede su puesto a una política más radical, que podríamos caracterizar llamándola constructiva. El Partido Liberal necesita renovar periódicamente su ideario político de acuerdo con las necesidades del momento. Esa constante renovación, que es su característica, es, también, la verdadera garantía de su vida y su progreso", un ejemplo de tales ideas es lo que opinan sobre la doctrina del laissez faire, que para ellos no tiene justificación en un país de baja organización como el Paraguay, por ello es que prefieren adoptar el punto en el que "en pueblos de organización incipiente como el nuestro, no tiene justificación el laissez faire. El Estado ha de concurrir con su ayuda, con su influencia, con su capital y con su autoridad a solucionar los problemas que la iniciativa particular no puede resolver o solo puede hacerlo deficientemente. La intervención del Estado en el Paraguay no es una teoría, sino una necesidad pública”.

John Locke, considerado el padre del liberalismo moderno, desafió el absolutismo monárquico al empoderar a los individuos y establecer los cimientos para las democracias liberales. Su pensamiento se centra en la defensa de los derechos naturales y la propiedad privada como derivados del trabajo. Locke sostenía que la propiedad privada es un derecho natural derivado del trabajo. Cuando una persona mezcla su trabajo con la naturaleza, adquiere derechos sobre el resultado de ese trabajo; de aquí deriva o mejor dicha asocia según su razonamiento, que la protección de la propiedad privada es una de las principales responsabilidades del gobierno y que la legitimidad del gobierno se basa en su capacidad para proteger los derechos naturales de los ciudadanos. Así, el gobierno tiene una función específica y limitada: proteger los derechos naturales de los ciudadanos. Cualquier acción que exceda esta función es ilegítima. Estas ideas sentaron las bases del liberalismo moderno.

El liberalismo clásico-conservador prioriza los derechos individuales y la economía sin una intervención significativa del Estado, lo cual resulta en una concentración de riqueza y poder en pocas manos, agravando las desigualdades existentes. La falta de intervención estatal en áreas cruciales como educación, salud y vivienda perpetua diferencias de clase y limita la movilidad social, ya que no todos tienen acceso equitativo a estos recursos. Este enfoque en la responsabilidad individual deja a los individuos vulnerables durante crisis como desempleo o enfermedades, perpetuando ciclos de pobreza sin abordar adecuadamente las barreras estructurales como la discriminación o el acceso desigual a una educación de calidad. Además, el énfasis en el mérito individual y la competencia generan resistencia a políticas redistributivas y reformas estructurales que son necesarias para abordar las desigualdades sistémicas y promover un desarrollo más equitativo. El individualismo extremo del liberalismo clásico-conservador, debilita la cohesión social y la solidaridad necesaria para impulsar cambios sociales significativos. Esto fragmenta el compromiso colectivo necesario para una democracia saludable, al tiempo que las desigualdades económicas se traducen en desigualdades en el poder político, permitiendo que individuos o grupos con mayores recursos influyan desproporcionadamente en el proceso democrático. Si bien el liberalismo clásico ha sido crucial para promover derechos individuales y libertades económicas, su falta de atención a las desigualdades estructurales y necesidades colectivas presenta desafíos significativos para la justicia social y el progreso equitativo en las sociedades contemporáneas.

La palabra "radical" tiene su origen en el latín. Deriva de la palabra latina "radix", que significa "raíz". El término "radical" se utilizaba en latín medieval para referirse a algo que procede de la raíz o que es fundamental. En política, la palabra "radical" refiere a personas o movimientos que abogan por cambios profundos y fundamentales en la estructura social, económica o política, es decir, cambios que van a la raíz de los problemas. En este contexto, ser "radical" implica estar a favor de reformas profundas en contraste con enfoques más conservadores o graduales. Así, la etimología de "radical" refleja la idea de ir a la raíz o base de una cuestión, tanto en su sentido original como en su uso metafórico en contextos políticos y sociales. Entre los principales líderes de los liberales radicales, por ejemplo, en su cuna misma: Inglaterra, se encuentran figuras como William Gladstone, quien promovió varias reformas progresistas durante sus mandatos como Primer Ministro, Thomas Hill Green, Leonard Trelawny Hobhouse, David Lloyd George, y Joseph Chamberlain. Todos liberales impulsores y moldeadores de las políticas y el desarrollo social de Inglaterra en el cambio de siglo, con iniciativas y énfasis en la justicia social, la equidad y la democracia.

En nuestras latitudes, el Partido Colorado, tanto antes como después de su formalización en 1887 y hasta 1904, a pesar de su adhesión al liberalismo decimonónico de la época, se caracterizó por prácticas autoritarias, un poder centralizado, la defensa del estatus quo y el conservadurismo. Los presidentes y dirigentes de origen militar jugaron un papel clave en la formación y consolidación de su poder, manteniendo una política que favorecía la estabilidad a través del control centralizado y la represión de la oposición.

El ascenso y sostenimiento del Liberalismo Radical en la cúspide del poder en el Paraguay, podemos decir de 1908 hasta 1940, se debió en gran parte a que supo comprender la necesidad de articular su ideario, su discurso y la acción en conjunción con las demandas urgentes de las clases trabajadoras, pues siempre estuvo afín en pos de abogar acciones con el fin de abolir las asimetrías sociales que atomizaban al trabajador, por ello supo ganar las adherencias de estos en competencia directa a las agrupaciones llámense anarquistas o socialistas de aquella época; ya lo expresaba Justo Pastor Benítez cuando afirmaba que 

"solo un gran partido imbuido de su misión, alentado por ideas reformistas, de pensamiento creador y aglutinante y de espíritu combativo, puede colaborar en la creación de ese ambiente depurado. Ninguna revolución o transformación social se han podido hacer sin un pensamiento alentador, sin doctrina." 

Los primeros líderes liberales fueron hombres del pueblo, representantes de las aspiraciones colectivas de mejora. El Partido Liberal se fundó para defender a los pobres, a los trabajadores, a la masa proletaria tanto de la ciudad como del campo. Su objetivo era luchar por los atributos que convierten a una comunidad en un pueblo organizado, culto y libre, en oposición a ser simplemente una masa bien alimentada a expensas de su libertad. El partido se oponía a los privilegios y a las castas –comentaba Justo Pastor Benítez-.

Y queriendo cerrar esta perspectiva de la significación del partido liberal en su historia misma, citamos las palabras de Justo Pastor Benítez, quien dijo: 

"En nuestro país se filia mejor a las personas por el temperamento que por las ideas. Llamamos radicales a los intransigentes. El Radicalismo, sin embargo, debe significar amor a la reforma y a los cambios fundamentales, audacia de pensamiento y valentía de las ideas. Convencen más los hombres transigentes y radicales en el pensamiento, que los empecinados en la actitud y atrasados en mentalidad. De radicalismo, estos no tienen sino la fachada".

Expresamos nuestras felicitaciones al Partido Liberal Radical Auténtico por sus 137 años de vigencia, deseándole mejores vientos a favor por el bien del pueblo paraguayo y de la democracia en la República del Paraguay. 


















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