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lunes, 19 de febrero de 2024

"DE LO QUE NO SE PUEDE HABLAR, ES MEJOR CALLAR"

                                                                                                   por Dr. Victor Oxley


La frase en alemán “Wovon man nicht sprechen kann, darüber muss man schweigen” suena de los más distante para nosotros (los que no sabemos un ápice el idioma alemán claro), pues por familiaridad fonética tal vez, dicha o escrita en portugués, catalán o italiano nos ilusione con la creencia de que la intuyésemos comprensivamente. En el libro, cuyo título lleva el de "Tractatus Logico-Philosophicus" (publicada en 1921, desarrolla una teoría del lenguaje y la lógica, piedras seminales de los inicios de la moderna filosofía analítica), específicamente en la proposición 7, podemos encontrar tal proferencia, y traducida al castellano resulta en la expresión "De lo que no se puede hablar, es mejor callar", frase que dicha, en la ya lejana época europea de los años 20 del siglo pasado, causó todo un revuelo que se convirtió en una gran revolución intelectual, que hoy categorizamos como el “giro lingüístico” en la Filosofía. De allá a aquí y ahora, tanto discurrió, ríos de tinta se han vertido sobre la onda expansiva de aquella anticipada bomba atómica, pero en la cultura. Ludwig Wittgenstein el autor del libro citado, nació el 26 de abril de 1889 en Viena, Austria, y falleció el 29 de abril de 1951 en Cambridge, Reino Unido, fue un filósofo austriaco-británico de los más influyentes del siglo XX pues ha dejado un profundo impacto, en áreas como la filosofía del lenguaje, la filosofía de la mente y la filosofía de la lógica. La proposición 7 del "Tractatus Logico-Philosophicus" de Wittgenstein, refleja la idea central de la Filosofía del autor, de que hay límites para lo que puede ser significativamente expresado o comprendido mediante el lenguaje humano. A grosso modo, de manera a simplificar nuestras aproximaciones al pensamiento del este gigante de la Filosofía, podemos decir que, para Wittgenstein, lo que puede ser significativamente expresado son los hechos empíricos y las relaciones lógicas entre ellos. Creía que el lenguaje solo podía describir adecuadamente lo que es posible verificar mediante la experiencia sensorial o derivar lógicamente de proposiciones previamente establecidas. De tales supuestos, consideraba que los enunciados sobre la realidad deben estar basados en observaciones concretas y definiciones precisas, y que cualquier afirmación que no cumpla con estos criterios no tiene sentido y debería ser descartada o tratada como una forma de "juego de palabras". Podemos decir que el pensamiento wittgensteniano se enmarca dentro del contexto de su intento por establecer los límites y la estructura del lenguaje y la lógica. Estaba interesado en explorar cómo el lenguaje puede representar adecuadamente la realidad y cómo puede ser utilizado para expresar pensamientos significativos. En esta obra, intentó establecer una teoría formal del lenguaje y del pensamiento que pudiera ayudar a clarificar conceptos filosóficos y resolver problemas de la lógica y la metafísica. La proposición 7 enfatiza la idea de que hay ciertos temas que están más allá de la capacidad del lenguaje humano para describirlos de manera significativa, y que es mejor abstenerse de hablar sobre ellos para evitar caer en confusiones o malentendidos. Resumiendo, podemos connotar que el "Tractatus Logico-Philosophicus" es valioso para la filosofía por su influencia en la lógica, la filosofía del lenguaje y la epistemología, así como por su papel en el desarrollo del pensamiento filosófico del siglo XX. Esta obra seminal, ofreció una visión revolucionaria sobre la relación entre el lenguaje y el mundo, explorando cómo el lenguaje puede representar la realidad y cómo se relaciona con el pensamiento y la lógica. Su enfoque lógico influyó profundamente en la filosofía analítica y en el desarrollo de la lógica formal. En esta obra el autor propuso una teoría del significado que ha sido influyente en la filosofía del lenguaje. Argumentó que el significado de las palabras está determinado por su uso en el contexto de un lenguaje y que entender el significado de una proposición es comprender las condiciones bajo las cuales sería verdadera o falsa. También abordó cuestiones fundamentales sobre la representación del mundo en el lenguaje, planteando la idea de que solo podemos hablar significativamente sobre lo que puede ser representado por hechos empíricos y relaciones lógicas. El "Tractatus" sigue siendo una obra influyente que ha dado forma a la filosofía del siglo XX y continúa generando debates y discusiones en la filosofía contemporánea.

En estos últimos días, nos sorprendió, que en el plano político se haya pronunciado la frase "De lo que no se puede hablar, es mejor callar". [https://www.rdn.com.py/2024/02/14/beto-ovelar-opta-por-no-hablar-de-caso-kattya-gonzalez/; https://www.ultimahora.com/espectaculo-vergonzoso-y-de-alto-riesgo; https://www.abc.com.py/politica/2024/02/16/beto-ovelar-rompe-el-silencio-me-opuse-a-la-destitucion-de-kattya-pero-tuve-que-acatar/ ]. Hecha en tal ámbito, nos llamó más que poderosamente la atención. Buscando contextualizar tal cita, y haciendo nuestro mejor esfuerzo por comprenderla significativamente, hemos agotado las energías que se han disipado sin pena ni gloria. La retórica persuasiva y la oratoria disuasiva del hablar político, cimentada sobre el uso de argumentos emocionales, utilizando eufemismos para suavizar o disfrazar términos con connotaciones fuertes, por ejemplo, en lugar de hablar de "aumento de impuestos", referirse a ello como "ajuste fiscal" o "reorganización tributaria", les permite hablar sin ceñirse a la realidad.

Por un lado, como referimos párrafos atrás, la labor gigantesca y los alcances profundos de esta del trabajo de Ludwig Wittgenstein son innegables a estas alturas de la evolución. Por si fuera poco lo señalado, también podemos acotar que en su obra "Tractatus Logico-Philosophicus", Wittgenstein analiza la estructura lógica del lenguaje y la relación entre las proposiciones, argumentó que el lenguaje tiene una estructura lógica intrínseca, y que la comprensión del significado de las proposiciones implica entender su relación con otras proposiciones dentro de un sistema lógico más amplio, su enfoque en la claridad y la precisión del lenguaje tiene implicaciones para el razonamiento válido y las inferencias lógicas. Gracias a estos aportes, y sus innovaciones en la notación simbólica en la lógica. hoy día nos resulta fácil y comprensible, escribir formalizaciones a partir del lenguaje coloquial para analizar el valor de las expresiones.  La proposición 7 del "Tractatus Logico-Philosophicus" de Wittgenstein puede ser formalizada bajo la ley inferencial del Modus Ponens de la siguiente manera, sea: S(x): "x es un tema del cual no se puede hablar". C(x): "x es un tema sobre el cual es mejor callar". Entonces, la proposición se puede formalizar como: x (S(x) → C(x)). Esta formalización expresa la idea de que para todo tema del cual no se puede hablar, es mejor callar sobre ese tema, y así la expresión coloquial adquiere forma tautológica.

Por otro lado, y para ir cerrando estas reflexiones, podemos comentar que las falacias lógicas son argumentos engañosos o incorrectos que pueden persuadir a la audiencia sin basarse en evidencia sólida. Es común que los políticos abusen de falacias como el ataque personal, la generalización apresurada o el argumento de autoridad para desviar la atención de los problemas reales o para respaldar sus propias agendas. El uso de palabras generales y vagas que carecen de detalles concretos o compromisos específicos, son una característica del lenguaje político, estrategias que ponen en marcha para evitar responder directamente a preguntas difíciles o incómodas, desviando la atención hacia otro tema o los lleva a simular responder lo requerido con generalidades que no abordan el punto central del tema. Los políticos citan fragmentos de discursos, entrevistas o escritos fuera de contexto para hacer que parezcan decir algo diferente de lo que realmente quisieron expresar. Esto implica la omisión de partes del discurso que proporcionarían el contexto adecuado o la selección de citas que apoyen su narrativa mientras ignoran aquellas que la contradicen, muchas veces repiten una declaración falsa o engañosa varias veces en diferentes contextos para que parezca más creíble, aunque carezca de fundamento. La repetición constante puede hacer que la falsedad parezca verdadera para algunas personas, especialmente si no tienen acceso a información adicional o contextos alternativos. Los políticos explotan al máximo la ambigüedad o la vaguedad en su lenguaje para crear vacíos referenciales que permitan múltiples interpretaciones. Estos vacíos pueden ser utilizados para dar lugar a malentendidos o para permitir que los políticos nieguen sus declaraciones o las interpreten de manera conveniente según la situación. “Como decía un gran pensador” (un gran hombre, un connotado intelectual etc.), suelen proferír, y al hacerlo citan a expertos o fuentes de autoridad sin proporcionar el contexto adecuado o distorsionando sus opiniones, así buscan tratar de validar sus afirmaciones o justificar sus acciones de manera engañosa. Esto puede hacer que parezca que su posición está respaldada por expertos cuando en realidad no es así.

Las resonancias del pensamiento profundo wittgenesteniano, que me ha resultado imposible de dejar de asociar a las palabras del político en “uso” de ellas (o mejor dicho en “mención” de ellas), ha sido el catalizador del esfuerzo por entenderlas significativamente en cuanto valor referencial y su denotación a la realidad que pretende referir, más todo ello termina en el vacuum (vacío), pues ha sido una maniobra flatus vocis (soplo de palabra) al dedillo para salir del apuro de turno. 

Existe un aforismo que reza, “Semper poenitet me locutum esse, numquam tacuisse" (siempre me he arrepentido de haber hablado, pero jamás de haber callado), que algunos hacen propias de Epicuro y otros al romano Publio Siro, refleja la prudencia en el habla y la moderación en la expresión de opiniones, valores que se desprenden pragmáticamente de un hábito inexistente en la política.


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