El análisis lingüístico
es fundamental para una mayor comprensión del significado de las expresiones
lingüísticas, ayuda a comprender cómo las expresiones lingüísticas están
influenciadas por el contexto cultural y social en el que se utilizan. Esto
puede incluir consideraciones sobre el uso del lenguaje en diferentes
comunidades, el impacto de la historia y las tradiciones en el significado de
las palabras y expresiones, y las normas sociales que afectan la comunicación
verbal. El análisis lingüístico permite examinar la estructura gramatical y
semántica de las expresiones lingüísticas para comprender cómo funcionan y cómo
contribuyen al significado general de una frase u oración. Esto implica
analizar elementos como la sintaxis, la morfología, la semántica y la
pragmática para identificar cómo se construyen y se interpretan las expresiones
lingüísticas. El análisis lingüístico puede ayudar a comprender la variación
lingüística dentro de una lengua, incluidos los dialectos regionales, las
diferencias generacionales y las variaciones estilísticas. Esto es importante
para entender cómo el significado de una expresión puede variar según el
contexto sociolingüístico en el que se utiliza. El análisis lingüístico también
puede proporcionar información sobre cómo el significado de las expresiones
lingüísticas puede cambiar con el tiempo. Esto puede incluir el estudio de la
evolución histórica de las palabras y frases, así como el análisis de cómo
ciertas expresiones pueden adquirir nuevos significados o connotaciones en
diferentes épocas o contextos culturales.
El uso de las palabras en
una frase puede tener varios valores y efectos, dependiendo del contexto, la
intención del hablante y la interpretación del receptor. El valor denotativo se
refiere al significado literal de las palabras en una frase. Este es el
significado básico y directo que se encuentra en un diccionario. Por ejemplo,
en la frase "El gato está en la mesa", las palabras "gato",
"mesa" y "está" tienen significados denotativos específicos
que se refieren a un animal, un objeto y una posición espacial respectivamente.
El valor connotativo se refiere a las asociaciones emocionales, culturales o
simbólicas que pueden tener las palabras más allá de su significado literal.
Por ejemplo, las palabras "hogar" y "casa" pueden tener el
mismo significado denotativo, pero pueden evocar diferentes connotaciones
emocionales para diferentes personas. El valor eufónico se refiere a la calidad
estética del sonido de las palabras en una frase. Algunas palabras pueden sonar
más agradables o armoniosas juntas que otras, lo que puede afectar la fluidez y
la expresividad de la oración. El valor de énfasis se refiere a cómo ciertas
palabras en una frase pueden destacarse para resaltar su importancia o
relevancia en el contexto dado. Esto puede lograrse mediante el uso de técnicas
como el énfasis fonético, el énfasis sintáctico o el énfasis semántico. El
valor de las palabras en una frase también está influenciado por la intención
comunicativa del hablante. Las palabras pueden utilizarse para informar,
persuadir, emocionar, entretener, etc., y su valor en la frase estará
determinado por cómo contribuyen a alcanzar ese objetivo comunicativo
específico.
La influencia de la
lengua materna en el pensamiento es un tema debatido en la lingüística y la
psicología cognitiva. Se ha sugerido que la lengua puede influir en cómo
percibimos y procesamos el mundo, aunque es importante tener en cuenta que esta
influencia no es determinante y que existen otros factores que también moldean
el pensamiento. En el caso de una lengua que se considere no muy desarrollada y
con una fuerte base empirista, como lo es el guaraní, es posible que esta
lengua tenga estructuras gramaticales y vocabulario que reflejen una concepción
del mundo más centrada en la experiencia sensorial y concreta. En general
lenguas de este tipo, carecen de una amplia gama de términos abstractos, de allí
que se enfocan más en descripciones concretas y detalladas de experiencias
sensoriales, en el caso del guaraní tiene un gigantesco potencial de desarrollo,
pero eso es todo un proceso social a largo plazo. En general podemos comentar
que la gramática y la estructura de una lengua pueden influir en cómo se
organizan y se expresan los pensamientos. Por ejemplo, algunas lenguas tienen
una estructura gramatical más flexible que permite diferentes formas de ordenar
las palabras en una oración, lo que podría afectar cómo se conceptualizan
ciertos eventos o relaciones entre objetos.
Hagamos un punto aparte
en nuestras reflexiones y enfoquémonos en la situación en que una verdad a
medias es una declaración que contiene parte de la verdad pero que omite
información relevante o distorsiona los hechos para crear una percepción
errónea. Puede ser utilizada intencionalmente para manipular o engañar a
alguien, o puede surgir simplemente por falta de conocimiento completo de la
situación. Este tipo de comunicación puede ser perjudicial ya que puede llevar
a malentendidos, conflictos y desconfianza entre las personas involucradas. Es
importante siempre buscar la verdad completa y no conformarse con medias
verdades, ya que solo con una comprensión completa de los hechos se pueden
tomar decisiones informadas y construir relaciones basadas en la confianza y la
transparencia.
La falta de comprensión
profunda de frases que generan verdades a medias puede surgir cuando no se
expresa explícitamente toda la información relevante o cuando se distorsionan
los hechos de manera sutil. Esto puede llevar a malinterpretaciones o a una
percepción incompleta de la situación. Por ejemplo, si alguien dice "Juan
siempre llega tarde", esto podría ser una verdad a medias si no se
menciona que Juan llega tarde porque tiene que cuidar a un familiar enfermo en
las mañanas. Sin esta información adicional, la afirmación original podría
llevar a la conclusión incorrecta de que Juan es irresponsable o desorganizado,
cuando en realidad tiene una razón válida para su comportamiento. Para evitar
la falta de comprensión en estos casos, es importante hacer preguntas para
obtener más información y contexto, y no dar por sentado que la primera
afirmación es completa o precisa. También es útil analizar críticamente la
información presentada y considerar si hay alguna omisión o distorsión de los
hechos.
La falta de comprensión
profunda puede ocurrir cuando las personas no expresan explícitamente las
categorías lingüísticas relevantes, como los números o las personas
involucradas. Esta omisión puede conducir a verdades a medias o malentendidos. Por
ejemplo, si alguien dice "Todos estamos de acuerdo", pero no
especifica quiénes son "todos", podría generar confusión sobre
quiénes realmente están involucrados en el acuerdo. Es posible que solo una
parte del grupo esté de acuerdo, mientras que otros no lo estén. Para abordar
esta falta de comprensión, es importante ser claro y específico al comunicarse,
utilizando números, pronombres y otras categorías lingüísticas para identificar
claramente quiénes están involucrados en la declaración. Además, los receptores
deben estar atentos a estos detalles y hacer preguntas para aclarar cualquier
ambigüedad. De esta manera, se puede evitar la propagación de verdades a medias
y se puede promover una comunicación más precisa y efectiva.
En lenguas como el
guaraní, donde la categoría lingüística de "nosotros" puede tener
distinciones específicas, la falta de comprensión profunda de frases que
generan verdades a medias puede ser aún más pronunciada. En estas situaciones,
la omisión de detalles sobre quiénes están incluidos en "nosotros"
puede llevar a malentendidos significativos. Por ejemplo, en guaraní, las
formas verbales varían dependiendo de si "nosotros" incluye al
hablante y al oyente, solo al hablante, o a un grupo que excluye al hablante y
al oyente. Si alguien usa una forma verbal que implica inclusión de manera
implícita, podría generar confusión si el oyente no está familiarizado con
estas distinciones. Para evitar malentendidos en tales casos, es crucial ser
explícito sobre quiénes están incluidos en "nosotros" al comunicarse
en contextos donde estas distinciones son relevantes. Siempre es útil hacer
preguntas para aclarar cualquier ambigüedad y asegurarse de que todas las
partes involucradas tengan una comprensión completa de quiénes están hablando.
Además, la sensibilidad cultural y lingüística es fundamental para una
comunicación efectiva en entornos multiculturales y multilingües.
Buscando asociar lo que
venimos desarrollando, contextualizaremos nuestro análisis en el contexto de
los slogans electorales. Los slogans electorales ambiguos pueden tener varios
resultados pragmáticos, dependiendo del contexto y de cómo sean percibidos por
el electorado. Al ser ambiguos, los slogans pueden ser interpretados de
diferentes maneras por diferentes grupos de personas. Esto puede generar
expectativas divergentes sobre las políticas o acciones que un candidato
llevará a cabo una vez en el cargo. Los slogans ambiguos pueden permitir que un
candidato se adapte a diferentes audiencias o grupos de votantes. Esto puede
ser estratégico para ganar apoyo de una variedad de sectores políticos o
sociales, pero también puede ser percibido como falta de sinceridad o falta de
compromiso con un conjunto específico de políticas. A pesar de su ambigüedad,
los slogans electorales pueden ser fáciles de recordar y difundir. Esto puede
ser beneficioso en términos de marketing político, ya que los slogans pegajosos
pueden tener un impacto duradero en la mente de los votantes, incluso si no
están completamente claros sobre su significado.
La frase “vamos a estar
mejor” fue el slogan de campaña electoral del partido político que alcanzó el
poder en las elecciones 2023 en el Paraguay. Un análisis gramatical de la frase "vamos
a estar mejor" nos muestra que “vamos” es el verbo "ir"
conjugado en primera persona del plural del presente indicativo. En este caso,
se utiliza como auxiliar para indicar una acción futura; “a” es una preposición
que indica el inicio de una acción o movimiento hacia un lugar o situación. En
este caso, introduce la idea de una acción futura; “estar” es el verbo
principal de la oración en forma de infinitivo, conjugado en primera persona
del plural del futuro simple del indicativo. Indica una situación o estado que
ocurrirá en el futuro; “mejor” es un adverbio que modifica al verbo
"estar", indicando que la situación o estado en el futuro será más
favorable que en el presente.
La frase anterior, que
pusimos en primer plano de análisis, lleva un sujeto implícito. Los sujetos
implícitos son aquellos que no se mencionan explícitamente en una expresión
lingüística, pero que se sobreentienden por el contexto o por la estructura
gramatical de la oración. En muchos casos, los sujetos implícitos están
determinados por el verbo y su conjugación, así como por el contexto en el que
se utiliza la oración. Por ejemplo, en la oración "Hablamos español",
el sujeto implícito es "nosotros". Esto se deduce del verbo
"hablamos", que está conjugado en primera persona del plural. En este
caso, el contexto también puede proporcionar pistas adicionales sobre quién
está hablando. Los sujetos implícitos son comunes en muchos idiomas y se
utilizan para simplificar la comunicación cuando el sujeto es obvio o ya ha
sido mencionado anteriormente en la conversación. Sin embargo, es importante
tener en cuenta que la ausencia de un sujeto explícito puede llevar a
ambigüedades o malentendidos si el contexto no es claro o si hay múltiples
posibilidades para el sujeto implícito.
Es de tener en cuenta que
las frases declarativas son un tipo de expresión lingüística que se utiliza
para afirmar o negar algo, es decir, para declarar un hecho, una idea o una
situación. Estas frases se caracterizan por expresar información objetiva y no
incluyen solicitudes, preguntas ni exhortaciones. Por ejemplo “el sol sale por
el este”, “María tiene dos hermanos”, “Las montañas son altas”, “el agua hierve
a 100 grados Celsius”, “el presidente anunció nuevas medidas económicas”, “la
capital de Francia es París”. Estas frases declarativas comunican información
de manera objetiva y descriptiva, sin expresar emociones, deseos o mandatos.
Son una parte fundamental de la comunicación cotidiana y se utilizan para
transmitir hechos o afirmaciones que se consideran verdaderos o falsos.
No podemos dejar de poner
en primer plano que el estatus epistemológico de las frases emotivas ante las
declarativas se refiere a cómo se perciben y se evalúan estas dos formas de
expresión desde el punto de vista del conocimiento y la verdad. Como vimos, las
frases declarativas son aquellas que expresan información objetiva o hechos que
se consideran verdaderos o falsos en función de la evidencia disponible. Por lo
tanto, desde una perspectiva epistemológica, las declarativas se consideran
proposiciones que pueden ser evaluadas en términos de su verdad o falsedad. Se
espera que las declarativas estén respaldadas por pruebas o evidencia que justifiquen
su veracidad. Por otro lado, las frases emotivas, están más relacionadas con
las emociones, los sentimientos y las actitudes del hablante. Estas expresiones
no se refieren necesariamente a hechos objetivos o verificables, sino más bien
a la evaluación subjetiva del hablante sobre una situación o experiencia. Desde
una perspectiva epistemológica, las frases emotivas no se evalúan en términos
de verdad o falsedad, sino en términos de adecuación emocional o expresividad
del hablante.
Confundir una frase
declarativa con una emotiva puede tener diversas consecuencias dependiendo del
contexto y de la interpretación del receptor. Al confundir una frase
declarativa con una emotiva, el receptor puede interpretar incorrectamente la
intención del hablante. Esto puede llevar a malentendidos sobre la información
comunicada o sobre el propósito de la declaración. Las frases emotivas suelen
llevar consigo una carga emocional más fuerte que las declarativas. Si se
confunde una frase declarativa con una emotiva, el receptor podría atribuirle
una intensidad emocional indebida, lo que podría afectar sus emociones o
respuestas emocionales. La confusión entre frases declarativas y emotivas puede
afectar la confianza y la credibilidad del hablante. Si el receptor percibe que
el hablante está intentando comunicar información de manera emotiva en lugar de
objetiva, puede cuestionar la veracidad de lo que se está diciendo. La
efectividad de la comunicación puede verse comprometida si el receptor no
comprende correctamente la intención del hablante. Si una declaración que se supone
que es objetiva se percibe como emocional, puede ser más difícil para el
receptor procesar la información de manera racional y tomar decisiones
informadas.
Las siguientes frases "te
prometo que siempre estaré a tu lado pase lo que pase”, "juro que nunca te
decepcionaré", "puedes contar conmigo para apoyarte en todo momento",
"te aseguro que haré todo lo posible para cumplir tus sueños", "estoy
comprometido a hacer todo lo que esté en mi poder para ayudarte", etc. expresan
compromisos y promesas emocionales hacia otra persona. Reflejan la intención
del hablante de cumplir con ciertas acciones o comportamientos en el futuro, lo
que puede generar confianza y fortalecer los lazos emocionales entre las
personas involucradas. En cuanto a las frases de promesas y su valor de verdad,
la consecuencia principal de confundir una promesa con una declaración sin
intención de cumplirla puede ser la pérdida de confianza y credibilidad en el
hablante. Las promesas suelen implicar un compromiso de cumplimiento futuro, y
si el hablante no cumple con lo prometido, puede generar desconfianza y
resentimiento por parte del receptor. Esto puede afectar las relaciones
interpersonales y la percepción del hablante en el futuro. Es importante que
las promesas se hagan con sinceridad y que el hablante esté dispuesto a
cumplirlas para mantener la confianza y la integridad en la comunicación.
En el guaraní paraguayo, existen
distinciones significativas en los pronombres y las formas verbales que
expresan el concepto de "nosotros". Dos de estas formas son
"oré" y "ñandé". El pronombre “oré” se utiliza para
referirse a "nosotros" incluyendo al hablante y a otras personas,
pero excluyendo al oyente. Es decir, se utiliza cuando el hablante se
identifica con el grupo al que se refiere, pero no incluye al interlocutor en
ese grupo.” “Oré oromboé” (“nosotros te enseñamos”), puede ser un
ejemplo de su uso, donde el "nosotros" incluye al hablante y a
otras personas presentes, pero no al oyente. En cambio, "ñandé" se
utiliza para referirse a "nosotros" incluyendo al hablante, al oyente
y posiblemente a otras personas. Es un pronombre inclusivo que abarca a todos
los presentes en la conversación. Por ejemplo, “ñandé yaguatá” (Nosotros caminamos juntos), incluye tanto al hablante
como al oyente y posiblemente a otros. Estas distinciones son importantes y reflejan diferentes niveles
de inclusión y exclusión en el discurso. Es esencial comprender estas
diferencias para una comunicación efectiva en contextos interlocutivos.
Si intentáramos traducir
la frase castellana “vamos a estar mejor” al guaraní nos encontramos con un
dilema, la traducimos por “ñaimeta poravé” o “roimeta poravé”; ambas podrían significar
con exactitud la frase castellana. Pero como vemos, el guaraní hace la sutil
distinción, de si ella implica una inclusión o exclusión, así que eso nos deja
en una situación sin resolver efectivamente, pues al hacerlo de uno u otro modo
adoptamos una responsabilidad con el sentido equivalente o no, de la frase
original castellana. La convención social académica nos caracteriza como un
pueblo bilingüe, de habla castellana y guaraní, en este sentido una mayoritaria
población habla el yopará, es decir mezcla las dos lenguas, pero esta mezcla
contiene en un porcentaje mayor el guaraní en su mezcla, con agregados
castellanos. Un buen trabajo de investigación sería, describir estadísticamente
el uso de las frases “ñaimeta poravé” o “roimeta poravé” en los mítines
electorales llevados a cabo por los políticos durante sus campañas, nos darían una
descripción realista del uso en estos, y así definiríamos mejor si sus
expresiones fueron inclusivas (se incluyeron ellos con sus receptores o
exclusivas solo ellos y su grupo político dejando de lado al ciudadano común
receptor circunstancial de sus expresiones).
El análisis lingüístico
es esencial para una comprensión más profunda del significado de las
expresiones lingüísticas, ya que permite examinar cómo se construyen, se
interpretan y se utilizan estas expresiones en diferentes contextos y situaciones
comunicativas. Como comentamos líneas atrás, los slogans electorales ambiguos
pueden tener diversos efectos pragmáticos, desde generar expectativas
divergentes hasta permitir la adaptación a diferentes audiencias. Sin embargo,
también pueden llevar a la desconfianza y la percepción de falta de compromiso.
Podemos decir que mientras que las frases declarativas pueden ser evaluadas en
términos de su verdad objetiva, las frases emotivas (como la promesa que contiene
el slogan) no se consideran necesariamente proposiciones que sean verdaderas o
falsas en el sentido epistemológico; pero estas frases emotivas pueden
valorarse por su capacidad de transmitir emociones y actitudes del hablante, y
su "veracidad" está más relacionada con su autenticidad y sinceridad
en la expresión emocional. Pero si entendiésemos el consecuencialismo como un
enfoque que se centra en las consecuencias de las acciones a partir de las expresiones,
podemos aplicarlo para evaluar el valor de las expresiones emotivas
considerando sus efectos resultantes. El valor de las palabras en una frase va
más allá de su significado denotativo, incluyendo aspectos como sus
connotaciones y su papel en la intención comunicativa del hablante. La frase ambigua
y pseudo verdadera del "vamos a estar mejor" expresa la idea de que,
en el futuro, la situación será más favorable que en el presente, pero al
juzgar las acciones de los que han hecho campaña con tal slogan, la ciudadanía
tiene la percepción, de que efectivamente el “vamos a estar mejor” puede ser
mejor traducido al guaraní, con la mayor prístina claridad, por el equivalente
exclusivo del “oré roimeta poravé”, pues como expresa la biblia “por sus hechos
los conoceréis”.
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